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El nefasto legado de Ebrard

La oscura historia de cómo Marcelo Ebrard cedió la soberanía nacional al aceptar el programa de Donald Trump “Quédate en México” se va aclarando con nuevas revelaciones de ex funcionarios mexicanos.
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La oscura historia de cómo Marcelo Ebrard cedió la soberanía nacional al aceptar el programa de Donald Trump “Quédate en México” se va aclarando con nuevas revelaciones de ex funcionarios mexicanos.

Cuando aún no asumía la responsabilidad como secretario de Relaciones Exteriores, Ebrard comprometió al nuevo gobierno de López Obrador, el 15 de noviembre de 2018 en Houston, en una reunión secreta con el secretario de Estado, Mike Pompeo, a recibir en México a los solicitantes de asilo extranjeros mientras los jueces migratorios dictaminaran sus solicitudes.

Quédate en México no solo convirtió a nuestro país en el patio trasero migratorio de EU, gracias a Ebrard, sino que Trump jamás le dio los 4 mil millones de dólares solicitados de ayuda al desarrollo centroamericano y obligó al gobierno mexicano, con la amenaza de imponer aranceles, a militarizar las fronteras, con las consecuentes violaciones a los derechos humanos de los migrantes.

A pesar de que Trump se fue hace año y medio de la Casa Blanca, el gobierno mexicano siguió instrumentando Quédate en México como si la amenaza continuara y cuando Joe Biden lo repudió desde el principio. Ante la humillación, la indignidad.

Tres años y medio después de que Ebrard aceptó el plan, la carga humanitaria para nuestra nación por Quédate en México solo benefició a Estados Unidos y nos perjudicó, pues únicamente 2.4% de las 75 mil solicitudes de asilo ha sido otorgado, según fuentes oficiales estadunidenses, mientras que en la frontera persiste la crisis humanitaria.

Jorge Alcocer V., El ex coordinador de asesores de la Secretaría de Gobernación, quien fue testigo cercano de los hechos, denunció en la revista Voz y Voto de junio de 2022:

Desde los acuerdos Ebrard-Pompeo, primero en CdMx y luego en Washington, a mediados de 2019, la política migratoria del gobierno de México se diseña y opera con enfoque y mando militar, lo que ha traído costos enormes para los derechos humanos de las personas migrantes, generando y alimentando, como daño colateral, según las evidencias disponibles, una mayúscula red de corrupción dentro del Instituto Nacional de Migración.

Después de denunciar como letra muerta la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, que asigna a la Secretaría de Gobernación la facultad para formular y conducir la política migratoria (de la cual fue despojada pues no es competencia de la SRE), Alcocer propuso respetar la ley y devolver las facultades migratorias a Gobernación, recuperando la visión y mando civil, fundados en el respeto a los derechos humanos.

El ex funcionario de la Segob propuso que se abrogue el decreto presidencial del 19 de septiembre de 2019 y la desaparición de la Comisión Intersecretarial de Atención Integral en Materia Migratoria, a cargo de Ebrard.

No podemos dictar a la Casa Blanca o al Capitolio lo que deben hacer. Pero sí podemos hacer lo que está en la esfera de nuestra soberanía como nación y nuestra tradición como país solidario. Volvamos a una política migratoria con visión y mando civiles. Ese será el mejor tributo a la memoria de los cientos de migrantes muertos. Ya es hora.

Y mientras aquí en México callaron los poderes Legislativo y Judicial ante la sumisión del Ejecutivo, allá en Washington tuvo que ser la Suprema Corte de Justicia de EU la que avaló el fin del programa Quédate en México, repudiado por Joe Biden, pero aceptado e instrumentado por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard,

su nefasto legado.

Se reproduce el texto publicado en Milenio, con la autorización del autor.