Siete Puntos

Envidia: ¿De la buena?

Paco Gómez DETONA: Tener la oportunidad de asistir a la FILG23 debería considerarse como un privilegio, ya como invitado o como visitante; es toda la experiencia que vale la pena vivir.
1.

Hay quien dice que no existe: en su opinión la envidia es mala de por sí, y jamás podrá ser buena.

Es un sentimiento, argumentan, que nos lleva a desear el mal para quien tiene algo no poseído por nosotros, ya sea bienes materiales o cualidades significativas. Quien envidia a otra persona rumia sensaciones tan negativas como el odio, el rencor, la inquina; piensa que no merece lo obtenido, y existen malvados que hasta intentan hacer daño físico o moral al envidiado.

Obvio. Este tipo de envidia de manera alguna puede ser buena, sana o positiva.

 

2.

Pero podemos ver este tema desde otra perspectiva.

Algunos sugieren cambiar la expresión envidiosa por deseos de superación, admiración, que nos llevan a felicitar a la persona envidiada positivamente, a alegrarnos con sus éxitos, a validar su esfuerzo, a evitar minimizar sus logros.

Más que ponzoña, esa valoración genera en nosotros impulsos y motivaciones para la superación personal.

Estaríamos ante una suerte de añoranza por algo deseado y con posibilidades de concretar, pero que por motivos diversos no se ha podido cristalizar.

3.

Pues bien. Sirva este exordio para justificar mi envidia, de la buena, por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FILG23), que se lleva a cabo durante estos días.

Nacida en 1987, recibe cada año a cerca de 800 mil personas, entre autores, editores, agentes literarios, promotores de lectura y público en general.

Constituye el mayor mercado mundial de publicaciones en español, y es considerada como la mejor en su tipo. Ha recibido el Premio Princesa de Asturias (2020) y la Condecoración de la brasileña Orden de Río Blanco (2022).

4.

Para quienes amamos el leer, en estas áridas tierras norteñas, nos provoca un suspiro el compararla con la nuestra, cada vez más decaída, menos visitada, con poco impacto en la realidad local, más preocupada por la carne asada, la cerveza, los equipos de futbol y los pleitos entre los políticos.

Envidio, en buen plan, a esa ciudad que alberga a los mejores escritores y las más famosas editoriales en español y otras lenguas, y que se constituye en un verdadero paraíso terrenal de la lectura, de la reflexión, del pensamiento crítico, en una palabra, de la cultura.

5.

Tener la oportunidad de asistir a la FILG23 debería considerarse como un privilegio, ya como invitado, ya como visitante, por las personas que puedes conocer, las conferencias a escuchar, algún texto interesante para adquirir.

El solo hecho de deambular entre estantes plagados de ejemplares, de coincidir con amigos igualmente amantes de las letras escritas, de dialogar sobre temas comunes, de disentir con quienes piensan diferente, bien vale la pena el participar en ella.

Denegar una invitación, pudiendo asistir, es una omisión incomprensible.

6.

El que su fundador -ya fallecido, por cierto- fuera, en su momento, un crítico de la actual administración, no debería ser obstáculo para participar en ella, como lo ha hecho, por ejemplo, Paco Ignacio TaiboII, director del Fondo de Cultura Económica, y declarado simpatizante del presidente de la república. 

Quizá, entonces, a quienes se refirieron a la FILG23 como un cónclave de la ultraderecha, un reducto del conservadurismo, expresión de una tendencia tradicionalista, etc., quizá repito, les provoca ese evento envidia… pero de la mala.

7.

Cierre icónico.

El embrollo político-jurídico que vivimos en nuestro estado no tiene precedente.

Las disputas entre el poder ejecutivo y el legislativo no se someten a los mínimos requisitos de la actividad política entendida como la búsqueda de acuerdos en beneficio de la ciudadanía, a través de la concertación pacífica.

Pareciera que otros son sus intereses.

Palabras como cordura, sensatez, ponderación, han dejado su lugar para que aparezcan nuevos conceptos como amenaza, injuria, condicionamiento, etc. No nos merecemos este tipo de batallas.

Padre Paco

El sacerdote José Francisco Gómez Hinojosa (Monterrey, México, 1952) es el actual Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey. Es diplomado en Teología y Ciencias Sociales por el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José, Costa Rica, y doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido profesor en el Seminario de Monterrey, en la UDEM, el ITESM, la Universidad Pontificia de México, el Teologado Franciscano, el EGAP (Monterrey) y la Universidad Iberoamericana (Centro de Extensión Monterrey).