F1: La Película (F1: The Movie/ EUA, 2025)
F1: La Película tal como lo dice el título del filme es una historia que se mueve en una temporada de carreras precisamente en la división F1 de carrera de autos.
Sonny Hayes (Brad Pitt) es un corredor de autos ya veterano, olvidado pero recordado por muchos y mandado a ser suplente de pilotos y una que otra carrera que le caiga para recordar lo que fue en algún momento de su vida.
Hasta que llega Ruben (Javier Bardem) a solicitar su experiencia para que los apoye en la segunda mitad de la temporada de la F1 y a ver si puede meterle espíritu de piloto a la joven promesa Joshua Pearce (Damson Idris).
Tal cual la realización manejada por Joseph Kosinski, realizador de Top Gun: Maverick es sobre autos y carreras y la gente tras el volante que manejan cotidianamente a velocidades superiores a 300 kilómetros por hora.
En el show de bólidos, carreras, rivalidades y competencias, Brad Pitt y su personaje de Sonny Hayes aún sigue siendo perseguido por ciertos eventos de su juventud también como joven promesa en la década de los 90 del siglo pasado, pero definitivamente ve en Joshua Pearce el talento para convertirse en un gran campeón.
De hecho, todo el filme es un tremendo estire y afloje entre veterano acabado y estrella del volante por nacer. Es un duelo de egos y arrogancia, de egoísmo contra experiencia sobre el pavimento.
El chiste es ver a Brad Pitt, toda una montaña de talento, puesto a colocarse hoy en el papel y películas que Robert Redford realizaba ya como veterano de la pantalla grande.
Y su presencia manda sobre todos, y sí, le creemos que es todo un piloto de carreras.
Claro que Kosinski manejando su propio guion se toma bastantes libertades y licencias al montar las carreras en la pantalla grande.
Carreras impecables a nivel técnico y de fotografía, pero de repente se mete demasiado en lo técnico y la terminología que hasta uno que sigue la F1 se confunde, o ve la carrera o se pone a analizar los detalles y reglas y normas que influyen en corredores y escuderías.
No es un filme de rivalidades entre corredores como fue Rush: Pasión y Gloria (2013) y mas o menos se asemeja a la receta de cocina del piloto novato engreído contra el veterano en Driven: Alta Velocidad (2001).
Pero el tema siempre se ha visto y notado en el cine con películas cuyas historias oscilan en lo mismo como Grand Pix: El Gran Premio (1966) y evocar el glamour, velocidad y más rivalidades como Le Mans: Las 24 Horas de Le Mans (1971)
Conforme vemos que se aproxima el final, la carrera final y varias intrigas que se sacan de la manga el filme se convierte en Hollywood al pie de la letra con el presupuesto visible en la pantalla, ruidosa, sobre fotografiada… o sea emocionante en los momentos que debe manipular a ser emocionante.
Vemos tanta cara conocida como Checo Perez y Max Verstappen, filmados cuando eran el dúo invencible de la F1, igual que Lewis Hamilton y Carlos Sainz,
Pero no le llega a las verdaderas emociones de ver la F1.
De ver a los pilotos subir a sus bólidos, manejarlos a esas altas velocidades, perder posiciones y ganar puestos y no volver a verlos de pie o ver sus rostros hasta terminar la carrera y a los ganadores en el podio de los triunfadores.
Eso se pierde en el filme.
A la larga se siente hueca por esas decisiones de acelerar a un final, no un triunfo o una gloria… sino acabar sin pena ni gloria.