Indiana Jones y el Dial del Destino - Indiana Jones and the Dial of Destiny / EUA, 2023
¿Se puede decir que Indiana Jones y el Dial del Destino es el cierre debido para esta franquicia del gran héroe/explorador/aventurero que responde al nombre del Dr. Henry Jones?
Muy interesante ver a Harrison Ford reencarnar en Indiana Jones en lo que siempre hemos esperado de sus películas: Malitos, aventura, acción y esa cosa aburrida que se llama, arqueología.
La película comienza el 13 de agosto de 1969, día en que los astronautas del Apolo 11 desfilaron en Nueva York con Indiana Jones; a 15 minutos de ser mandado al retiro, cuando todo explota a su alrededor, cortesía de la presencia de su ahijada Helena (Phoebe Waller-Bridge) que porta los escritos que los pueden llevar ante la obra máxima de Arquímedes, el Anticythera, artefacto capaz de localizar fisuras en la continuidad tiempo espacial.
Hay un impresionante inicio con un Harrison Ford rejuvenecido con efectos digitales a nivel su “yo” de hace 30 años, peleando contra nazis en 1944, para conocer al villano en cuestión encarnado por Mads Mikkelsen, para adentrarnos en la historia contemporánea.
Tal cual el director James Mangold, tomando el timón de manos de Steven Spielberg y que en su haber Mangold fue realizador de Logan (2017) y Ford Vs Ferrari (2019), combina de esos dos ejemplos la agilidad de la acción ruda y frenética acción a nivel de piso bien coreografiada.
Sólo que en estos tiempos, la pantalla verde y los efectos generados por computadora han desplazado y no requieren ya del doble de acción que era la esencia de las películas de Indiana Jones.
Sí, Indiana Jones y el Dial del Destino es lo que se espera de una película de Indiana Jones, pero el héroe ya quedó demasiado avejentado como para ser creíble choca con el modernismo de una historia que debe ser ágil.
El guion se mete en demasiados callejones sin salida, cosas como generar críticas socio políticas a la CIA y sin sentido alguno, ya que ambos señalamientos a la protección de criminales de guerra alemanes o científicos nazis protegidos por el gobierno americano, queda en nada. La CIA aquí es chicle bomba: cuando se acaba lo dulce, se desecha y ni quien se acuerde.
Ni las pedradas, de verdad feas a Wernher Von Braun (creador de cohetes desde la V1, la V2, y la mente tras el proyecto Mercury, Geminis y Apolo para la NASA) sirve de algo.
Mangold como director es muy nihilista y se nota.
En esta 5ª parte, el conteo corporal anda fuera de serie; es fatal para los que rodean al Dr. Jones o que les toca estar en el paso de los villanos, caso en cuestión la absurda presencia de Antonio Banderas que ni al caso venía aparecer en la realización, y sumen esto a la agente más inútil de la CIA, encarnada por Shaunette Reneé Wilson.
La trama se hace larga, cortesía de que Indiana Jones nada más se puede mover a vuelta de rueda. Harrison Ford tenía 79 años cuando filmó la película, y la mera verdad mucho tiende a frenarsepara acomodar su ritmo.
Y la neta, la cuarta película de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal (2008) que tanto fue odiada por muchos, es para mí más satisfactoria que esta quinta entrega.
Indiana Jones y el Dial del Destino muestra literalmente que los años rebasaron la franquicia.
Si hubiera oportunidad de volver a filmar la película y si Steven Spielberg la dirigiera, a lo mejor hubiera operado mejor.
Acepto que la película cumple al 100 nada más por ver a Harrison Ford encarnar a Indiana Jones, escuchar las fanfarrias musicales de John Williams de nueva cuenta en la pantalla grande, pero el peso de la edad le gana.
Pero en realidad, y parafraseando a Indiana Jones, la franquicia pertenece en un museo, y que se quede ahí.