La peor crisis
Dos momentos enmarcan la peor crisis del gobierno de Claudia Sheinbaum:
El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, y la manifestación convocada por la generación Z para reclamar seguridad y que combata la corrupción.
En un lapso de apenas 15 días quedó al descubierto el poco talento político del equipo de la presidenta y su errática conducción, tomando decisiones equivocadas –victimizarse y pensar que las cosas sólo pasan para afectarla– y reduciendo al campo de la polarización política el hartazgo de mucha gente que está pidiendo una vida en paz.
Vive la peor crisis política de su administración, que no tiene ni 14 meses completos de haber iniciado, con un deterioro en las condiciones sociales y económicas, y un entorno internacional adverso.
El asesinato de Manzo galvanizó la frustración y la impotencia, y provocó que la gente perdiera miedo al miedo y saliera a las calles a pedir la paz en donde hay guerra.
La manifestación del 15N sacó lo peor de ella, en cuanto a su capacidad analítica para entender lo que estaba pasando desde sus causas, no por las personas, para poder distinguir entre los reclamos legítimos y los interesados.
A su alrededor tampoco hubo el consejo frío e inteligente, y se subió al vagón del macartismo de la cuatroté, que la empujó todavía más abajo.
Lo que se vio en estas dos semanas fue una paliza a la presidenta y al régimen en el principal ecosistema de la política actual, las redes sociales.
Parte de los habitantes en ese espacio digital se ha ido a las calles.
El análisis en las redes sociales durante los 10 días después del asesinato de Manzo fue creciendo hasta llegar a tener un volumen de casi cuatro millones de interacciones, con un alcance de cinco mil millones de personas.
La manifestación convocada por la generación Z, cuya conversación sociodigital analizó MW Group, explica por qué una semana después de que el aparato de propaganda del gobierno insistió en que estaba manipulada por la extrema derecha internacional y mexicana, sigue con la misma táctica.
Pero si no funcionó como esperaban, ¿por qué piensan que ahora sí? Probablemente es parte de la ceguera de taller de Sheinbaum, que olvida el refrán que dice que una “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”.
MW Group encontró que de las principales narrativas en la conversación, 34% señaló y denunció agresiones que vivieron los asistentes a la marcha por parte de policías, granaderos y grupos de choque.
La parte más intensa de la conversación fue el sábado al mediodía, en las horas de la confrontación violenta, y tuvo un millón 943 menciones con un alcance de más de 179 millones de personas.
El ánimo social se puede apreciar en los hashtags utilizados:
#GeneracionZ, que tuvo 781 mil 447 menciones; @MarchaNacional, que alcanzó las 764 mil 898; el de #FueraMorena topó en 85 mil 607, y #OposicionMoralmenteDerrotada, una frase acuñada por el régimen, dos mil 768.
La narrativa no era la que quería Sheinbaum.
El 19% compartió imágenes y videos de manifestantes en la marcha en la capital y distintas ciudades del país, con letreros que expresaban rechazo al gobierno y exigían un alto a la violencia, y 14.8% dijo estar en contra del gobierno federal y responsabilizar a Sheinbaum y al expresidente Andrés Manuel López Obrador por la situación de violencia.
El 6.1% se burló de la presidenta por haber dicho que eran bots, y sólo 4.4% señaló que quienes participaron en la marcha fueron manipulados por el “PRIAN” y que no eran jóvenes, sino personas mayores.
En el mundo, la cobertura fue aplastante contra el régimen, y la polarización que intentó el gobierno para deslegitimar la manifestación pasó casi desapercibida.
La continuidad de los esfuerzos para cambiar la conversación y reforzar la idea del enemigo externo sigue cayendo en el error de ignorar a la gente y sus reclamos legítimos.
Tras la violencia el sábado en el Zócalo, originada y animada por el llamado bloque negro, que cobra en la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México, y policías vestidos de civil infiltrados entre la multitud, el régimen arropó a la presidenta. Morena, los gobernadores y la Suprema Corte –enseñando así su dependencia orgánica– difundieron desplegados donde le decían “¡no estás sola!”, ratificando que el régimen es lo que es: excluyente.
¿Por qué el grito no para ella sino para la gente que no quiere violencia en sus casas ni corrupción cínica e impune ante sus ojos?
Pero el “¡no están solos!” dedicado a los gobernados, no tiene espacio en su imaginación, Sheinbaum se victimizó, aunque no es la figura central de todas las cosas.
Hay otras más grandes que ella, como el devenir del país, que tampoco lo está viendo.
El maltrato y desdén a los jóvenes ha trazado analogías con el comportamiento del presidente Gustavo Díaz Ordaz en 1968, cuya mala administración del conflicto y el choque entre secretarios de Estado que buscaban definir la sucesión presidencial llevaron a la matanza de Tlatelolco.
Las condiciones políticas y económicas actuales hoy, empero, son muy distintas a las de hace 57 años.
Hay efervescencia social, como productores agrícolas, piperos y transportistas que no aparecieron en 1968 y que ahora se sumaron a la marcha, y los maestros disidentes que, cansados de promesas incumplidas, anunciaron movilizaciones durante el Mundial de Futbol el próximo año.
Hay más apatía de los jóvenes hoy que en ese entonces, cuando los baby boomers estaban buscando aperturas políticas.
Pero la generación Z está en otro nivel: el del futuro oscuro, la violencia, crisis e incertidumbre.
La frustración es combustible y la arrogancia del poder, la mecha, puede encenderse en cualquier momento.
Sheinbaum no lo está viendo y, por la forma como los radicales que la tienen copada ven las cosas, la temporada decembrina enfriará todo y 2026 será otra historia.
Puede ser, pero también puede no ser, porque la violencia no va a parar, la corrupción seguirá de la mano de la impunidad y entraremos a un año, previo a elecciones intermedias y revocación de mandato, con problemas económicos.
