La revolución mexicana atrapada
TV Azteca me entrevista por motivo del 113 aniversario de la revolución; la pregunta directa y reflexiva fue: ¿La revolución mexicana sigue vigente con el mismo espíritu cívico de antaño?
La respuesta es NO.
Son variados los factores que influyen en la desmemoria de la que considero la fecha más importante de la historia nacional, luego de la independencia.
Entre los factores que han contribuido a dejar de lado la celebración del movimiento armado y social más importante del siglo XX en el país y sin duda, en el top cinco del mundo son:
- La mercadotecnia
- El uso político de la historia
- La modificación del asueto al lunes de la semana en que se ubica el 20 de noviembre.
La competencia por las ventas hace que quede atrapada la revolución en medio de Halloween-Día de Muertos y Navidad-Año Nuevo.
Apenas terminan los festejos por la independencia y se adornan los centros y plazas comerciales con motivos por conmemoración de muertos, lo mismo sucede en las tiendas departamentales y los centros escolares.
Los sitios públicos se tapizan con motivos por Halloween y altares de muertos.
Usted, estimado lector, dirá que en México no se debe promover la festividad del Halloween por ser extranjera; en apego a la definición de extranjera, muchas celebraciones mexicanas son de origen ajeno al país.
Día de muertos es un ecléctico prehispánico-hispánico con innovaciones de Hollywood; la navidad con sus nacimientos, piñatas y colaciones son cristianas o el año nuevo que deriva de un calendario traído desde Europa.
El debate es estéril, a los comercios les genera igual o más ventas el Halloween que Día de Muertos y por ello no desaparecerá.
Lo mismo sucede con la Navidad o el Año nuevo. En medio de estas fechas, está la revolución mexicana.
La revolución poco vende; gastar en decoración que se debe quitar inmediatamente es mal negocio para muchas empresas. A esto agreguemos que, en muchos casos el carácter de transnacional hace que tengan definidas las fechas cuando se decoran sus inmuebles.
En el mejor de los casos, los negocios ofrecen descuentos en vinos, licores y cervezas, junto a algunos alimentos (en Monterrey, la carne para asar), así es como promueven la revolución mexicana hoy día.
Por otro lado, tenemos el uso político de la historia. El partido hegemónico del siglo XX se abrogó como suyas, las tres fechas emblemáticas de la historiografía nacional: independencia, reforma y revolución; por ello, los doce años gobernados por el partido opositor (ideológicamente hablando), los héroes y antihéroes debatieron el papel en la historia.
Hidalgo, Morelos y Guerrero disputaron el sitio con Iturbide; Juárez, Escobedo y Zaragoza lucharon con Maximiliano de Habsburgo y a Carranza, Villa y Zapata les colocaron a Madero (en este caso, revolucionario olvidado por el partido hegemónico del siglo XX).
Los cambios en la historiografía buscaron desgastar al otrora partido político fuerte mediante el descrédito de personajes históricos, un argumento muy socorrido cuando se usa la historia como herramienta política.
Se movieron las fechas de los asuetos históricos al lunes de la semana del día festivo. Si bien se estimula el turismo y la economía, desgasta el civismo y la memoria histórica.
El actual partido-gobierno da su propio matiz de uso político a la historia, sus fechas emblemáticas y los personajes. A tal que el discurso empleado pertenece a la política del siglo XIX.