La transición energética genera competencia entre países e industrias

Enrique Alanís DETONA aquí: Tanto países como industrias tienen entre sus principales objetivos de corto y largo plazo la transición energética...

Las naciones desarrolladas continúan compitiendo en el ofrecimiento de inversiones para el desarrollo de tecnologías y energías renovables en sus países, como parte de su plan de transición energética.

Existe ya cierta tensión entre EUA y el bloque de la Unión Europea, debido a ciertos programas para lograr dicha transición.

Por ejemplo, EUA ofrece a los compradores de autos eléctricos un subsidio, siempre y cuando sus componentes, incluyendo los minerales utilizados para la fabricación de las baterías, provengan de países con los cuales tiene algún tratado comercial relacionado. De forma similar, China también facilitó un subsidio a compradores, de 2010 a 2022.

La producción de autos eléctricos depende de la fabricación de sus baterías eléctricas, las cuales, uno de sus insumos principales es el litio. Entre los países con mayores reservas y capacidad de producción de litio están Bolivia, Argentina, Chile, EUA, Australia, y China.

En el caso de EUA y China, aún y cuando tienen significativas reservas, están explorando y negociando la disponibilidad de dicho mineral en otros países, para sus futuros proyectos. Inclusive también, algunas empresas (e.g. armadoras de autos), están considerando invertir en minas de litio para sus baterías. 

Mi análisis y prospectiva:

Tanto países como industrias tienen entre sus principales objetivos de corto y largo plazo la transición energética, es decir, sustituir el uso de combustibles fósiles con tecnologías basadas en energías renovables.

Es previsible que todos los productos, servicios, actividades cotidianas, y procesos productivos, que requieren de electricidad, requerirán de una robusta infraestructura de generación, almacenamiento, y distribución de la energía generada por fuentes renovables (e.g. solar, eólica).

Los países pretenden cumplir con los compromisos asumidos ante organismos internacionales y otros países, y las industrias tienen como objetivo “descarbonizar” sus procesos, reducir, y capturar sus emisiones, para cumplir con las nuevas y futuras regulaciones que imponen los gobiernos. Para ello, existen diversos esfuerzos complementarios. Entre los principales, está el almacenamiento de energía, que se vuelve crucial para lograrlo.

El litio continúa siendo un insumo esencial para la producción de baterías (e.g. para vehículos eléctricos), y será uno de los insumos cuya demanda continuará incrementándose, mientras no exista alguna otra tecnología más eficiente.

Países y ciertas industrias especializadas procurarán garantizar su suministro, y competirán por adquirir y asegurar amplias reservas de insumos necesarios para su transición energética. Por ende, hace sentido que los productores de baterías sofisticadas industriales inviertan en asegurar su provisión (e.g. minas de litio), para mitigar su volatilidad y disponibilidad, y así procurar evitar el símil de la actual crisis de los energéticos (i.e. petróleo, gas) derivado de conflictos entre naciones.

Bajo dicho contexto, no debe sorprender que ciertas empresas procedan a crear nuevas unidades de negocio, derivado de su reciente especialización en productos eléctricos. Por ejemplo, las armadoras de autos que están produciendo las baterías para sus vehículos eléctricos, bien pudieran “independizar” dicha producción, para crear una nueva unidad de negocio con mayor gama de oferta de fabricación de baterías para otros productos y usos.

La transición energética de las industrias requiere del suministro constante y exponencial de materias primas específicas, para fabricar masivamente las nuevas tecnologías de generación y almacenamiento de energía.

Aquellas empresas que lo consideren en su estrategia, incrementan su ventaja ante sus competidores.

Enrique Alanís

Ejecutivo con experiencia en alta dirección en la iniciativa privada, en el sector público como Secretario en el Gobierno de Nuevo León, y como presidente y miembro en ONGs. Columnista, “vlogger”, expositor. Consejero en empresas y organismos. Economista y Maestría en Comercio Electrónico por el ITESM, Maestría en Relaciones Internacionales por la Fletcher School of Law and Diplomacy.