Las redes institucionales de la corrupción
Diversos liderazgos han pasado en los últimos 40 años en nuestro país, el discurso de la democratización estuvo acompañado con el de la conclusión de los privilegios y la impunidad, bases de la corrupción.
Acercarse a este fenómeno ha sido una labor agotadora, se ha abordado desde el cultural, como un ethos social, desde el aspecto jurídico, como la ausencia de leyes o el incumplimiento de estas, impunidad, desde el aspecto político, como la red de intereses y complicidades, y desde el económico, en donde se analiza cómo la corrupción genera ganancias a unos y múltiples pérdidas a muchos.
La editorial Grano de Sal, publicó en 2018 un breve ensayo de Leslie Holmes llamado ¿Qué es la corrupción?, en ese ensayo recupera la clasificación de Arnold Heidenheimer, quien distingue tres tipos de corrupción blanca, negra y gris, la primera refiere a las prácticas en donde existe cierta tolerancia a la ocurrencia de actos ilegales y no se desea su castigo; la segunda forma de corrupción es en donde existe un consenso general sobre conductas y actos que ofenden a todos y por lo tanto deben ser sancionados y perseguidos; finalmente, el tercer tipo en donde existen confrontaciones respecto a la naturaleza de dichos actos.
De igual modo, ese breve ensayo recupera una útil ecuación de Robert Klitgaard para explicar que la corrupción es igual a la existencia de un monopolio más una alta dosis de discrecionalidad y una inexistente o limitada normatividad que fomente la transparencia y rendición de cuentas.
En este sentido, nuestro país durante los últimos 25 años se dedicó a construir, con muchos obstáculos y herramientas administrativas que aseguraron requisitos mínimos para conocer los procedimientos administrativos, los dictámenes y resoluciones sobre los actos del poder público, especialmente los que involucran el manejo de recursos públicos financieros.
Instituciones como el INAI aportaron un gran valor público para el combate a la corrupción, gracias a su existencia se pudo obtener y confirmar todo tipo de información, escándalos como la casa blanca o la estafa maestra, sucedidos en el sexenio 2012 – 2018, permitieron reprochar y exigir a las autoridades de aquel entonces explicaciones sobre su conducta y al no ser consistentes, fueron castigados en el proceso electoral de 2018.
Sin embargo, la transición gubernamental de de ese año no profundizó las herramientas, por el contrario se dedicó a fustigarlas presupuestalmente y finalmente en 2025, el actualgobierno aniquiló dichos organismos, no resulta raro lo anterior, los escándalos de sobreprecios, conflicto de intereses, tráfico de influencias, simulaciones, licitaciones a modo, abarcaron cada uno de los ámbitos del gobierno, las adjudicaciones directas se incrementaron sustancialmente.
De ello existen registros y denuncias, el caso Segalmex, los sobreprecios de las obras de infraestructura emblemas de la pasada administración, que muestran obscenas evidencias de desvío de recursos.
Más allá de las recientes revelaciones sobre el huachicol fiscal y el daño al erario y a PEMEX, las investigaciones deberían centrarse en la red de protección institucional y política que ha hecho posible dichos negocios ilícitos, dichas redes solo fueron posibles por la ausencia de herramientas de transparencia que acotaran la discrecionalidad y el monopolio en la toma de decisiones que eluden la rendición de cuentas.
Hoy todas las voces que plañen que este primer gran escándalo de corrupción en el gobierno pasado genera reacciones naturales de los adversarios políticos, solo revelan lahipocresía y desmemoria, ni es el primer escándalo, hay hartos antecedentes y documentados, y revelan su maniqueísmo, ya que se advirtió que ni incorporando a integrantes de las fuerzas armadas o marina sin los contrapesos administrativos, estos serían incapaces de limitar la corrupción, por el contrario se les convido de un modelo de acción, en donde la condición humana, no reconoce formación o disciplina, los apetitos son los mismos.
Por lo que, como siempre se advirtió la administración pasada es la gran corruptora.