Por cierto...

Libertad de expresión sin censura

Óscar Tamez DETONA: Sin libertad de expresión no hay democracia, este es la dimensión del riesgo.

La libertad de expresión está en crisis, es urgente revisar la función de los medios, los comunicadores y los canales de comunicación.

Sin libertad de expresión no hay democracia, este es la dimensión del riesgo.

En México tenemos una visión sesgada del papel de los medios y comunicadores en la libertad de expresión. Se asume que deben ser inmaculados, apóstoles, siempre como superhéroes al servicio de los ciudadanos, esto es una distorsión de la libertad de expresión.

La libertad tal cual se consagra en el artículo 7 de la Constitución establece que “es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio. No se puede restringir este derecho por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares…”.

Medios ni comunicadores están obligados a tomar partido en la cosa pública, su deber moral es difundir la “verdad” de los hechos, entendiendo que definir el concepto “verdad” es subjetivo y relativo, depende de la información con la que se cuente o la que se oculte por los involucrados.

En EUA los medios y comunicadores están frecuentemente definidos en sus preferencias políticas partidistas, esto no los hace menos o más confiables.

Simplemente se definen desde qué lado de la verdad es su información.

En México queremos que medios y comunicadores sean apóstoles al servicio del pueblo, como si fueran figurillas de barro que no requieren recursos para operar y comer.

La censura es el antagonismo a la libertad de expresión e incluso a la libertad de pensamiento y opinión consagrados en el artículo 6 de la Constitución.

El problema se centra en establecer los niveles de censura, pues siempre la centramos en el medio y el gobierno.

Como explicaba a alumnos de la materia de periodismo político en algún tiempo que participé como docente en la facultad de comunicaciones.

La censura comienza con las fuentes de información y el reportero o periodista que registra los hechos.

Cuando se entrevista a una fuente, esta da su verdad de los sucesos, lo cual no significa la verdad en sí misma. Las fuentes informativas tienen sesgos originados por sus intereses particulares, la falta de información o el tiempo que transcurre entre los hechos y la entrevista.

El mejor ejemplo es el de los alcances viales. El chocado y el chocador se declaran casi siempre inocentes del accidente vial; ambos argumentan en su defensa y responsabilizan a la contraparte. El chocado porque el otro no enfrenó y el chocador porque el otro frenó intempestivamente.

Existe la censura del comunicador, quien tiene sus filias y fobias, simpatías y antipatías con las fuentes, sean políticos, gobierno, deportistas o cualquier fuente.

Esta censura es comúnmente velada, imperceptible y hasta desconocida por el comunicador, pero ahí está e interfiere con la verdad de la información.

Sigue la censura institucional, la del departamento editorial, el editor.

Con frecuencia el reportero lleva consigna para cuestionar a la fuente en un sentido determinado y obtener una nota que por momentos es sesgada por lo tendencioso del interrogatorio periodístico.

Le siguen las censuras comerciales y las de las políticas editoriales del medio.

Las que pueden considerarse más perversas, pero que existen y tienen su razón de ser, pues los medios no viven de maná ni por obra y gracia del espíritu santo.

Es un error que el comunicador se declare al servicio del pueblo, este dicho en sí mismo constituye censura; su vocación debe estar al servicio de la información y la verdad informativa.

Óscar Tamez

Expresidente de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística. Ganador del “Premio Estatal de Periodismo 2008” al mejor editorialista del año; de la “Medalla Israel Cavazos Garza” a la investigación histórica. Desde hace 23 años es periodista, locutor, catedrático de varias universidades,  consultor político e investigador histórico. Miembro del Consejo Consultivo Externo de la Facultad de Comunicación de la UANL.