Lo salomónico quita a veces lo valiente
Estas dos reflexiones vienen a cuento porque en uno de los chats donde doy las noticias, acaba de suceder algo que quiero contarles.
Para no arriesgarme a una demanda de las que uno de los dos protagonistas de esta historia acostumbra enderezar contra quienes osan atacarlo, me voy a referir a los hechos y dejaré el resto a la interpretación de mis lectores.
Primero debo aclarar que a pesar de que no coincido para nada con la linea editorial de DETONA, reconozco la apertura -y tolerancia- de su consejo de administración para abrirme aquí un espacio en su revista, a pesar de que me confieso recalcitrantemente chaira.
Otros seguidores de AMLO y de la 4T escriben y se dan sus vueltas por DETONA, como Pepe Múzquiz, Alejandro Pulido Gómez, Francisco Villarreal y les han dado espacio en ese medio a Gerardo Fernández Noroña y otros camaradas de Morena.
Otros chairos -camaradas míos- también han tenido su espacio en el medio donde ahora doy las noticias. Tal es el caso de Jaime Sada, aquí está el programa:
Yo le llamo "revista" y no plataforma, aunque no niego que cuenta con periódico, canal de televisión, radio y otros medios.
PUGILISMO TEXTUAL
El asunto es que hoy martes 14 de marzo ocurrió un "pugilismo textual" entre el director de DETONA y mi queridísimo y admirado amigo, cuyo apellido aparece en la siguiente fotografía, que fue incluída en medio del fragor de dicha confrontación:
Ni de él me atrevo a mencionar su nombre porque no vaya a ser...
Ambos son conocidos, uno más que el otro, eso sí, pero los dos al fin y al cabo.
El director de DETONA publicó un artículo de Javier Lozano, que aquí abajito aparece, y mi amigo el de Mexicali, como movido por un resorte le respondió de inmediato, llamando a Javier "saco de pus" y al director de DETONA "saco de pus dos".
Así se llevan ellos...
Seguramente mi director -pues lo es, aunque personalmente no me cae nada bien- ya esperaba el ataque de mi amigo cachanilla, porque en el mismo segundo le respondió mencionándolo por su nombre y recordándole que Javier lo retó a un debate "donde y cuando quieras" para dirimir sus diferencias.
Retó a que se refiriera a los dos por sus nombres, pero mi amigo el de Mexicali, que es muy "listo", no lo hizo nunca, seguramente por temor a alguna demanda, recordemos que Javier Lozano es abogado y mi director de DETONA tiene a todo un bufete de jurisconsultos al servicio de dicha "revista" y de nosotros, sus colaboradores voladores.
Apenas se estaba calentando la feligresía del chat, cuando intervino el administrador.
Quiso poner calma y paz pero no pudo.
Llamó a la amistad y tampoco pudo, porque seguramente los dos en cuestión están a años luz de ser amigos o siquiera a intentarlo. Están ambos en su derecho, ¿qué no?
Luego escribió un mensaje sobre que él es un hombre de paz y amistad, cosa que mi director mencionó también, al escribir en una parte de su diatriba contra mi amigo el cachanilla, que dicho administrador hace gala de su bonhomía, misma que "es traicionada por el de Mexicali", cito textualmente.
SALOMÓN, QUÍTATE QUE AHÍ TE VOY...
Finalmente, y a pesar de que mi camarada el cachanilla fure quien empezó el cuento insultando a Javier Lozano apenas vio su artículo, el administrador del mencionado chat optó por la salomónica decisión de sacar a los dos protagonistas de esta historia.
Dijo que por unos días, pero conociendo a mi director, se me hace que si el administrador lo vuelve a meter, se va a volver a salir, so riesgo de que detone algo de mayor calibre.
Y ¿saben por qué? Porque muy a mi pesar -pues no es santo de mi devoción ni de mis diarias oraciones al Señor -del palacio nacional por supuesto- debo reconocer que mi director escribe todos los días en un madral de medios de México y de otros países.
Y mi amigo el cachanilla noooooooo, solo en los chats donde todos los días se anda cogiendo de la greña con quienes él llama "derechanguillos"; así de pende...nciero es pero aún así lo estimo, lo quiero y lo admiro. Voy a extrañarlo en el chat.