Nueva España, crisol de México

Al concluir la conquista, victoriosa para los españoles y trágica para los indígenas, se inició una profunda transformación racial, religiosa, cultural, política y económica que duró tres siglos hasta crear el origen bicultural de la nación mexicana.

No se puede intentar echar para atrás la rueda de la historia por muy dolorosa que haya sido, con todo y la indignación por el sometimiento de pueblos originarios, sin caer en anacronismos absurdos.

Juzgar hoy lo que pasó hace 500 años, ignorando el contexto de circunstancias y lugares, resulta ocioso pedir perdón. 

Parece visión maniquea pensar que, en la época prehispánica del territorio mesoamericano, donde florecieron diversas culturas, convivieron felices en una especie de edén, destruido por los sanguinarios españoles.

También hubo guerras de conquista por parte de mayas y mexicas, en contra de pueblos circunvecinos, para crear imperios y obtener tributos y esclavos, algunos sometidos al sacrificio.

¿Ahora los “tlaxcaltecas” pedirán perdón a los “mexicas” que danzan a un costado de la Catedral?

Entender que la historia universal, desde el origen del hombre, está marcada por conflictos bélicos, motivados por religiones, territorios u otras razones, nos permite poner en contexto la conquista de hace 500 años, aunque no la justifica.

Varios siglos antes de 1519, los pueblos originarios de Iberia experimentaron diversas invasiones de fenicios, celtas, iberos, romanos, godos y árabes que fueron conformando su identidad.

Los romanos invadieron a lo que llamaron Hispania y crearon una nueva cultura con el latín y la mezcla entre pueblos.

¿Será que ahora Felipe VI pida perdón a Sergio Mattarela por las atrocidades cometidas por las legiones romanas?

¿Y a su vez Mattarela a Recep Tayyip Erdogan por la caída de Constantinopla por los turcos?

Nadie puede borrar...

...de un plumazo, ni el Presidente de la República, la herencia esencial española de México, que nos enriqueció durante tres siglos con el idioma, el mestizaje y el cristianismo, a pesar del repudiable autoritarismo, el denigrante esclavismo y la injusta desigualdad de la época virreinal.

Los ayuntamientos instaurados por Hernán Cortés siguen siendo hoy modelo de ejercicio democrático en todo el país, con todas sus fallas.

El Hospital de Jesús, fundado por el conquistador, continúa atendiendo a enfermos de diversas condiciones sociales, cerca del Zócalo.

La Virgen de Guadalupe constituye el máximo símbolo religioso y de identidad cultural del pueblo mexicano, aunque algunos no sean creyentes.

Por algo el partido en el poder se llama Morena.

La primera imprenta, establecida a un costado del Palacio Nacional, publicó catecismos y diccionarios bilingües que propagaron el aprendizaje de idiomas indígenas que hoy pocos estudian.

La Real y Pontificia Universidad de San Ildefonso representa el antecedente de lo que hoy es la UNAM.

La ruta de la Nao de Acapulco abrió el comercio entre Asia y Europa, a través de América, primer ejercicio de globalización tricontinental.

Somos la nación hispanoparlante más grande del mundo, entre otros aspectos positivos.

Y todavía, algunos insensatos aseguran que en el Virreinato de la Nueva España solo imperó el oscurantismo y privó la luz.

Se reproduce el texto publicado en Milenio, con la autorización del autor.

Agustín Gutiérrez Canet

Periodista y Embajador de México en retiro. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Diplomático de carrera, representó a México como embajador en Rumania (2013-2016), en Finlandia, concurrente en Estonia (2008-2013) y en Irlanda (1995-1996). Fue cónsul general en Hong Kong y en Macao (1991-1995), ministro y jefe de cancillería en España (1989-1991), consejero en Italia (1985-1986) y representante alterno ante la FAO en Roma (1986-1987). En la Secretaría de Relaciones Exteriores fue director general de Comunicación Social (1982- 1985) y subdirector general de Prensa Extranjera (1980-1982). De 2003 a 2005 fue coordinador de Información Internacional en la Presidencia de la República y director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana (1998-2002).