¿Por qué me apasiona el ajedrez?

Porque hay mucho que aprender de la vida misma, simplemente jugando ajedrez…

Si te acercas a un lugar donde lo practican, cada tablero, cada partida es un mundo ¡y algo más!

Mira a aquel niño absorto ante el universo de posibilidades que se le presenta.

Hay tantas lecciones por delante y su mente es tan curiosa que como una esponja irá absorbiendo por completo todas las tácticas y estrategias con las que continuamente estará en contacto en sus juegos.

Es el ajedrez, una escuela para la vida, la toma de decisiones, el asumir las consecuencias de estas, el cálculo y el razonamiento lógico matemático se pulen en esta disciplina, el respeto a las reglas... ¡y todo mientras se juega!

Si por otro lado vemos a un ajedrecista de competición, vemos a un ave de presa, sus miradas son analíticas, un láser que barre todo el tablero con movimientos ágiles y un espíritu de lucha altísimo.

Estamos ante un verdadero gladiador, alguien que ha hecho del ajedrez su modus vivendi y sabe bien que en cada lance se está jugando algo más que una simple partida.

Su estabilidad económica y reputación van ligadas al resultado, esta es una presión que pocos pueden sobrellevar.

Y finalmente tenemos al jubilado que tantas veces suele ser el estandarte de los ajedrecistas, aún en ellos vemos aquella chispa, esas ganas de luchar, de combatir incansablemente como si la frase: “no dejamos de jugar porque envejecemos, envejecemos porque dejamos de jugar” tomase aquí más sentido que nunca.

Por estas y muchas otras razones el ajedrez puede atraparte independientemente de la edad a la que lo conozcas, algunos con la fortuna de caer temprano en el hechizo y tener toda la vida para disfrutarlo.

Creo yo que todos recordamos nuestro primer contacto con el juego, haya sido revoloteando cajones para encontrarnos con esa caja escaqueada que al agitarla generó un sonido que atizó aún más la curiosidad y al abrirla, nuestros ojos se abrieron como platos, un cofre del pirata hubiera causado menos revuelo que el provocado por esas figuras enigmáticas.

Para otros ha sido una tradición familiar y el contacto con el juego fue desde la misma cuna, esperando el turno de participar en las veladas familiares alrededor del juego.

Es cierto que los medios han tenido también un papel importante en la difusión, el periódico, libros, radio, televisión, el cine, todos hacían un lugar donde el primer contacto con el juego podía darse.

Pero hay otros que son verdaderos elegidos por Caissa para ser los exponentes más enconados quienes dirimirán entre ellos la distinción de ser el Campeón Mundial del Ajedrez, un título que apenas han ostentado de manera oficial y unánime 16 personas, ¡que hay más juegos perfectos en la historia del beisbol que Campeones Mundiales de ajedrez!

Y es que Caissa ha tenido a sus consentidos, desde Breslau hasta Madrás, pasando por Bakú, Tonsberg, Nueva Orleans y Mérida han sido testigos de la aparición de esos ajedrecistas que han sabido cautivar a los aficionados desde los inicios del juego hasta la actualidad.

Y es mi intención dar un breve recorrido por la vida de estos elegidos y cómo cambiaron la historia del ajedrez.

Espero me acompañen.
Fernando Broca

Licenciado en Gastronomía, Maestro y Árbitro Nacional de ajedrez, boxeador de azotea debutado y retirado el mismo día. Apasionado de la lucha, números e historias que rodean todo deporte. Columnista en diversos medios impresos y digitales.