Resistencia - The Creator / EUA, 2023
Había anticipación por ver Resistencia, la nueva película del director Gareth Edwards (Rouge One, Godzilla) sobre un conflicto bélico entre la humanidad e Inteligencia Artificial.
La historia es sobre un soldado que se infiltra entre las filas de las fuerzas robóticas en Asia y la relación que tiene con la mujer de la que se enamora, que es parte de ese grupo, y luego como es encomendado con la misión de acabar con El Creador y su arma secreta Alfa-Omega, que amenaza con cambiar la balanza de la guerra a favor de las fuerzas cibernéticas.
Técnicamente hablando la película es una producción rica en ideas, montajes, escenas evocativas. Un diseño impecable de ciudades gigantescas compartiendo terreno con arrozales y mientras tanto vagando en los cielos, la gigantesca estación espacial Nomad.
A nivel de piso, la cinta tiene demasiados errores en su trama y peor cuando el personaje principal, Joshua (John David Washington), sufre de mostrar sólo dos facetas: enojado y “stand by”. Y es él el que debe ser la fuerza que empuje la trama, pero la mera verdad no puede, cortesía de un guion que divaga demasiado en ideas.
La motivación de la trama es la obsesión de Joshua por encontrar a Maya (Gemma Chan), su esposa desaparecida, pero su lugar se encuentra con una niña simulante (un androide) con la capacidad de controlar todo lo que sea electrónico… y que está creciendo.
El mismo director Edwards pone sobre la mesa que su influencia principal fue Blade Runner (1982) y el animé japonés Akira (1988), y se nota en su visión cyberpunk del futuro.
Pero yo le sumo que toma prestado de Elysium (con todo y estación espacial como metáfora de la espada de Damoclespendiendo sobre todos), no digamos Ghost in the Shell (la japonesa de 1995) y caray, El Niño Dorado (The Golden Child con Eddie Murphy de 1986).
Aquí el meollo del asunto que no se toca, sino se evade: Los robots y duplicantes ¿tienen alma y espíritu como para considerarlos seres vivos?
Ese tema se toca y mucho en la mencionada película Ghost in the Shell, pero aquí en Resistencia no se menciona o toca. Jamás se toca ese punto en el filme, sino se debe tomar por un hecho que tienen “mas corazón que los humanos” pero jamás se ve eso, sino en ambos lados se nota una animosidad tremenda entre las partes, nada de humanidad, pero sí mucha insinuación de humanos enamorados de robots (conozco muchos enamorados de sus celulares).
Y se evade también usar la palabra “androide”. El cine ya nos acostumbró a ver un androide como robot, para nada seres “vivos”. Ni ayuda el hecho que los humanos tienen que compartir caras con los duplicantes, eso le resta igual una personalidad propia.
El resto es la clásica política de Hollywood para quedar bien con los mercados asiáticos, donde ellos son los buenos y los malos son los weritos. Estados Unidos enfrascado en una guerra inútil y sin fin tipo la Guerra de Vietnam. Algo que se me vino a la mente ¿a qué horas se les olvidó a los humanos usar armas de pulso electromagnético? Las tienen y hacen gala de ellas, pero en combate, nunca.
Sumo el caos narrativo en que se convierte el final innecesariamente largo y rollero. De sacarse de la manga huidas, escapes, de voltear totalmente al revés la idea del Creador y su relación con la niña (¿en qué momento creó a la niña?) y la de verdad temible idea, no de Inteligencia Artificial, sino vida artificial.
Resistencia no vende bien la debacle de aceptar que la IA está aquí para quedarse y debemos abrazarla y lograr un común acuerdo en el desarrollo de la evolución de los que pisamos la Tierra.
Yo por si acaso ya estoy abrazando a mi refrigerador inteligente, no vaya a enojarse, me declare la guerra y comience a aventarme cubos de hielo.