Sacar las manos del fuego
La palabra nunca vuelve vacía. Enseñanza de vida para todos los momentos de vida. A pie juntillas con el evangelio. Hacer periodismo requiere de congruencia. Además de sencilles, concreción y claridad.
Plasmar en las páginas digitales de un periódico o en el impreso, coloca a los autores en el escrutinio público.
Una vez ya actualizado el portal o en la calle el tomo del día, los lectores simpatizan o denigran los temas, los actores o hasta las situaciones reales.
Cualquier periodista serio corrobora los datos. Jamás lanza dardos envenenados o sigue las instrucciones de la mesa de redacción. Mucho menos funciona de paladín contra causas de coyuntura ordenadas por los dueños.
Grupo Reforma ha quebrado todos los indicios de limpieza y profesionalismo.
De su portal, de sus anuarios de consulta digital, fracciona los editoriales de la ahora Secretaria de Participación Social, la doctora Ximena Peredo Rodríguez, antigua entenada y editorialista de El Norte.
A raíz de la demanda del escritor difamado, a quien Ximena levanta varios de sus textos semanales, levanta el falso testimonio, jamás probado o con carpeta de investigación en los juzgados.
Solo levantó y reventó el clima de opinión, del linchamiento moral, en una ciudad tan provinciana y cosmopolita como es Monterrey.
Desaparecer los textos de Ximena, es aceptar la culpa de facto. Es esconder la mano ensangrentada de la infractora, a quien se le demanda por su actividad profesional dudosa.
Ximena, quien aún piensa en sonreír, en la avalancha de lodo en su contra, lanzando extrañamientos a diestra y siniestra. Incluso aún, en ese desplegado, incluye a subordinadas de su secretaria.
No son 100 las mal informadas, las firmantes. Es una sociedad en contubernio.
El delito de Ximena no ha prescrito. Eso lo confirma la forma vulgar y cruda de El Norte, al ocultar y borrar sus textos, a pedido expreso de la Secretaria de Participación Ciudadana.