"Schadenfreude" (Alegría maliciosa)

Ernesto Cerda DETONA aquí: Las alegrías maliciosas se revelan una vez que se ha perdido, y si el otro participante o jugador rival, pierde todavía más.

Nietzsche hablaba de la "alegría maliciosa": es la que llega cuando el envidiado fracasa, pues es entonces cuando aparece la imagen espectacular de la envidia en todo su esplendor. La alegría y el regodeo del envidioso por el fracaso del envidiado.

Un sentimiento para el que los alemanes han inventado y puesto en circulación un término que ya ha sido adoptado también en otras lenguas: Schadenfreude (alegría maliciosa).

La alegría maliciosa se convierte, de esta manera, en el sentimiento más irresponsable, perjudicial y malsano de aquellos que desde una posición de poder, se ven aplastados por la sombra de las grandes misiones, obras o personajes. O de la realidad que se ha pretendido ignorar.

Como se explica en la tragedia de Otelo, donde el imperio de los celos arrastra a cualquier ser humano hacia la locura, al extremo de provocar delitos y asesinatos. Otelo es víctima de la insidia. Su corazón duda, fruto de las calumnias que habían sido sembradas por sus enemigos, disfrazados de consejeros.

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Otros ejemplos de ese tipo de alegría maliciosa son cuando al compañero inteligente y perspicaz del colegio o asociación, le rechazan la publicación de un trabajo. Decirle al envidiado “es una pena que te hayan rechazado el trabajo”, o “es una pena que te hayan salido tantas arrugas, pero la verdad es que no te sientan mal”. 

O la mayor alegría cuando te enteras que tu rival, que te supero en una votación en las elecciones, se fractura y divide su partido; cuando el líder rival fracasa, y desde luego, al compañero de partido que cuando compitió y a veces nos ganó la designación de un puesto o candidatura, se le viene abajo un nombramiento o pierde credibilidad.

Las alegrías maliciosas se revelan una vez que se ha perdido, y si el otro participante o jugador rival, pierde todavía más.

Uno de ellos, incluso cuando iban ganando, expresan Schadenfreude (alegría maliciosa) si el otro todavía ganaba menos; todo esto es reflejo en la activación que una parte del cerebro relacionada con la recompensa y el placer que da alegría maliciosa.

La conducta por alegría maliciosa no es otra cosa que una conducta despreciable y ruin, cuyo base es un rencoroso reconocimiento al mérito. Intenta menospreciar los esfuerzos ajenos, a fuerza de resentimiento.

La conducta maliciosa tiene las características del ácido, que corroe las superficies expuestas e irrita incluso a la piel resistente.

Sin más, solo así se puede entender porqué la lucha política, en el fondo, se reduce a una serie de cálculo, conjeturas y maniobras insensibles, frías y amorales, que nos dan seguridad, de que la neutralización o la eliminación de los adversarios o enemigos, en el fin tenga éxito.

Estas actitudes nos acercan al corazón del sentimiento envidioso de la alegría maliciosa, el cual rinde pleitesía a la siguiente consigna: hay que empezar por liquidar a los que desde el momento no piensan con arreglo a tus categorías y a tus prejuicios, incluso a los que además han recorrido a tu lado el mismo camino, y que puedan hacerte sombra o reemplazarte.

Dice Cioran: “Los políticos son completamente envidiosos. Uno se vuelve envidioso en la medida en que ya no soporta a nadie ni al lado ni arriba”. 

Y suscribimos lo que expresaba Nietzsche que la Schadenfreude como “la venganza del impotente”, y agregamos sobre todo si es gobernante o presidente.

Ernesto Pompeyo Cerda Serna

Contador Público y Auditor. Socio del Despacho D. E. C.  y Miembro del Despacho Internacional PKF North American. Autor de los libros. Adiccionario Político. Kratologia. Literatura y Poder.