Seguimos avanzando
El Banco de México, en su informe trimestral de la economía, ha modificado su estimación de crecimiento para este año a 0.3%.
Lo habíamos comentado el lunes: todos revisarán a la baja, como ya lo han hecho Banamex y Banxico.
Más importante aún, para 2026 el banco central apunta ahora a 1.1%, claramente por debajo del promedio de especialistas, que seguramente seguirán este camino muy pronto.
Es decir, no es un problema de corto plazo, sino una tendencia.
El INEGI publicó la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo para el tercer trimestre del año y reportó una pérdida de 426 mil empleos formales en el transcurso de un año.
Curiosamente, la cifra no se parece en nada a la que publica el IMSS, que desde julio ha destruido la comparabilidad con la incorporación de los trabajadores de plataformas.
Según el IMSS, sus asegurados habrían crecido en más de 85 mil, y cuando dice que no incluye a las plataformas, la caída habría sido de apenas 47 mil personas. Se le han perdido más de 300 mil mexicanos.
Casi todos los desplazados encontraron espacio en la economía informal, pero ahí el ingreso por trabajador es apenas la mitad del que se tiene en el mercado formal, de acuerdo también con el INEGI en sus datos sobre pobreza, publicados también esta semana.
Con esa caída de empleo, es difícil que pueda crecer el consumo, que es el único motor interno que medio funciona.
La inversión, como sabe, está desplomándose, en los últimos años, con un empleo que no ha crecido mucho, pero con salarios que sí lo han hecho, la cantidad disponible para gastar (la masa salarial real) ha crecido. Pero creo que ya estamos en terreno peligroso.
Esta columna ha insistido en queel antiguo salario mínimo podía duplicarse sin correr riesgos, pero ir más allá de ello era jugar con fuego. Ya lo hicimos y ya nos está quemando.
Tampoco puede uno hacer bien las cuentas porque los datos del IMSS son francamente deplorables, pero utilizando la distribución de asegurados por UMAs (Unidad de Medida y Actualización, el viejo salario mínimo actualizado por inflación), podemos ver que el salario mínimo actual representa 45% del salario medio de cotización y 65% del salario mediano de los asegurados al IMSS.
Cualquier búsqueda simple le mostrará que, a nivel internacional, se recomienda que el salario mínimo no llegue al 60% del salario mediano, so pena de causar dificultades tanto para el empleo como para la inflación.
Promover un incremento de 10% o 12% al mínimo para 2026 es suicida.
Si no se generan empleos y no es posible un incremento importante en los ingresos, entonces la cantidad disponible para consumir no podrá crecer.
Nuestro único motor será el sector externo, que ya salvó a la economía de estar en terreno negativo durante casi todo el año, pero va perdiendo fuerza.
Conviene insistir en que no estamos en una crisis económica, ni mucho menos como las que conocimos hasta hace 30 años, pero el deterioro continuo de la actividad, sumado a una inflación moderada pero consistente, implica una caída en el nivel de vida de la población.
Paulatina, pero continua.
La celebrada reducción de la pobreza se va perdiendo, no sólo por este fenómeno, sino por el desastre en la gestión pública que implica niveles de seguridad, salud, educación y servicios públicos cada vez peores.
Frente a los reclamos, el gobierno ha optado por la violencia, como ya hemos comentado, y ahora por el canibalismo, sin prisa, pero sin pausa, la gobernabilidad se diluye.
