Tokio 2020: la esperanza
Aunque inició desde dos días antes con la participación de los deportes en conjunto, los Juegos Olímpicos de la Trigésima Segunda Olimpiada comenzaron oficialmente con el encendido del pebetero olímpico.
Fue una ceremonia sobria, pero elegante; con un gran mosaico multicultural y milenario como sólo el pueblo japonés lo puede expresar, una nación metódica, acogedora y de gran sentido de pertenencia e identidad.
El encendido del fuego corrió a cargo de la tenista Naomi Osaka.
Los Juegos representan unidad y fuerza en medio de una pandemia que parece no tener fin, con una tercera ola que no da tregua y se expande considerablemente por el planeta.
Sin público en las gradas por obvias razones, Japón y el Comité Olímpico Internacional ofrecieron una ceremonia con mayor producción televisiva, además de resaltar la sana distancia y las medidas protocolarias convenientes.
En el plano deportivo, se esperan unos Juegos Olímpicos con la estadounidense Simone Biles como principal atractivo.
La gimnasta texana, multimedallista en Río de Janeiro, recoge la estafeta de su compatriota Michael Phelps y el velocista jamaicano Usain Bolt, quienes por tres justas consecutivas dominaron sus respectivas pruebas.
En Río, Simone se colgó cuatro medallas de oro y un bronce en gimnasia artística, con apenas 19 años, confirmando un futuro brillante para escribir más páginas doradas en la historia del olimpismo.
En cuanto a la delegación mexicana, el pronóstico de expertos y especialistas en la materia es de cinco medallas, resaltando en disciplinas como clavados, atletismo, boxeo, taekwondo y futbol, esta última de conjunto que abrió con un contundente triunfo de 4-1 sobre Francia.