¡Y qué!

Ernesto Cerda DETONA aquí: A veces las costumbres políticas tardan más tiempo en morir que los regímenes. Sobreviven a revoluciones y dictaduras, a guerras y a grandes cambios históricos.

El tapadismo es un ritual arcaico, ceremonioso y tradicional que hoy conserva su plena vigencia, y demuestra que NO solo es un eslogan o narrativa publicitaria, QUÉ no era y QUÉ no es SOLO fuego de artificio, para esconder que las formas y los fondos QUE siguen siendo las mismas formas y modos autoritarios. 

La técnica del tapadismo:

Consiste en  mezclar y barajar  a los SUSPIRANTES, DESTAPADOS O CORCHOLATAS en forma tal que hablen y afanen con acciones en su favor durante meses; conforme  estos transcurren, los medios  de comunicación, las redes los comentaristas, especulan sobre quién será el elegido, interpretan señales, gestos y guiños que les permitan atisbar y descubrir las posibilidades, del que va a ser dedeado o escogido, es pues toda una manifestación de la antipolítica estética que reemplaza la democracia por el espectáculo inducido. 

Qué mejor ejemplo, de nuevo neotapadismo, es la foto de las tres corcholatas y el otro (el tapón), en el Palacio Nacional el día de ayer.

Para recordar e ilustrar esta práctica queremos reproducir lo escrito en mi libro Kratologia (pag.19 al 13) sobre la dedocracia. Sobre la sucesión de Adolfo Ruiz Cortines:

Cuentan que el presidente Ruiz Cortines, al inicio de su penúltimo informe de gobierno, le dijo lo siguiente al General Olaechea, quien era presidente nacional del PRI:

-Quiero verlo después del informe, General, debemos platicar, pues se nos viene encima la sucesión presidencial.

Al terminar el informe se reunieron para intercambiar información e impresiones desarrollándose el siguiente diálogo, tan ilustrativo de la perversidad de don Adolfo:

-Analicemos, General, ¿a quiénes se menciona para la presidencia de la república?

-Entre otros, al Lic. Ángel Carvajal. Lo conocemos mucho. No vamos a perder el tiempo analizándolo, porque lo conocemos de sobra. -Dígame a qué otro.

-A Don Gilberto Flores Muñoz: iAh, caray! Gallo de espolón duro. Muy amigo, muy trabajador. ¿A quién más se menciona?, al doctor Morones Prieto. Hombre de gran valer. Honesto, austero, y patriota como Juárez.

¿A cuál otro? -Al licenciado Uruchurtu. ¡Qué buen presidente seria los primeros dieciocho años!  ¿A quién más? - Señor Presidente, creo que son todos. -Oiga, General, ¿y Adolfo López Mateos? - Adolfo López Mateos está todavía tierno, señor Presidente. Contesto el presidente del PRI, Olaechea. Sin embargo, algo se le nombra. Ruiz Cortines le dice -Me han dicho que es protestante. Nada más por no dejar, hágame el favor de investigar eso. Y otro día seguiremos platicando, General.

Los candidatos priistas no tomaron en cuenta lo zorruno que era el presidente Adolfo Ruiz Cortines.

Con inocencia conmovedora, digna de mejor causa, el general Olaechea anduvo preguntando (incluso lo consultó con el arzobispo de la Ciudad de México) si López Mateos era protestante, recibiendo la contestación de que no se sabía que lo fuera.

Días después, el presidente volvió a citar al general Agustín Olaechea, presidente del CEN del PR1, para seguir hablando acerca de la sucesión presidencial.

- ¿En qué nos quedamos la vez pasada, mi general?

-En que debía yo de investigar si López Mateos es protestante.

-No siga general, ¡él es bueno! Y prepare lo necesario. -

La maniobra de despiste urdida por el presidente Ruiz Cortines había funcionado a las mil maravillas; todos los apoyadores (incluidos precandidatos) de los moronistas, floresmuñozistas, carbajalistas y uruchurtistas andaban en Babia.

Al final, el titular del Ejecutivo será quien decida. No habrá votación pública, encuesta o consulta abierta a militancia o consideración hacia ninguno de los órganos internos del partido. Será lo que se conoce como el dedazo: decisión exclusiva del Presidente, en ese ejercicio vertical del poder que es ejemplo del más arcaico presidencialismo mexicano.

Las bases morenistas, por su parte, así como los aspirantes descartados, asumirán algunos gozosos, otros sumisos y resignados por la decisión. Aplaudirán acríticamente, sonreirán en las fotografías, en redes o en las pantallas de televisión y buscarán lo antes posible granjearse simpatía, cercanía y el favor del elegido.

El tapado y el dedazo son una antítesis de los valores democráticos, no construyen ciudadanía, aplauden y promueven la opacidad, la imposición, el silencio y al final, la sumisión. No convocan a una democracia más allá del formalismo electoral, no contribuyen a la construcción de una cultura apta para vivir bajo un régimen democrático.

La utilización y práctica de métodos y formas de control que siguen gozando de aceptación de eficacia, los gobernantes morenistas se contagiaron de los viejos métodos y practican la mejor solución para un ejercicio del poder basado en el clientelismo, el reparto de dádivas durante las campañas o el de puestos, plazas durante el gobierno: verticalismo, amiguismo, compadrazgo y nepotismo, más inmediatos a lo autoritario que a una política moderna capaz de instalar formas más horizontales, meritorias, abiertas, en suma, democráticas.

AMLO sabe que es imposible su reelección; que la “designación” de su corcholata le restará poder, por lo que, para asegurar su legado histórico, debe usar bien el “dedazo”, pues al revisar la historia de los últimos los tres presidentes que lo antecedieron fracasaron en su decisión.

De ahí que, por consiguiente ha puesto a competir mucho antes del proceso electoral de 2024 a Ebrard, Sheinbaum y Adán Augusto, a quienes él mismo bautizó como “corcholatas”, después de cumplir con el encargo, se incorpora COMO TAPÓN INVITADO Ricardo Monreal, es decir, como candidatos ya “destapados”.

Los tres y el otro saben que, si bien pueden placearse e iniciar a la formación de grupos de apoyo por el país, para buscar la aprobación del pueblo y de su partido Morena, pero es más importante complacer a López Obrador, y más que campañas adelantadas hacen lo posible, se desviven y participan en una disputa por su aprobación.

AMLO sabe bien que conservará el poder por más tiempo, y que su “dedazo” adelantado hacia tres y el otro, ha reescrito las reglas de la sucesión presidencial.

La gran preocupación de AMLO, es no cometer el error de Lázaro Cárdenas: no haber resuelto en forma conveniente su sucesión: dejó el cargo a quien no era el idóneo. AMLO, piensa que como él es más sagaz y lúcido, no cometerá en el mismo yerro.  

Nuestra visión:

De lo que se necesita, es construir una cultura democrática, que demande la suma de prácticas, que hagan de los valores: del diálogo, el acuerdo, la transparencia, la legalidad, la libertad, la inclusión, la competencia pareja y la participación en un ejercicio real, constante y participativo en los asuntos públicos de los hombres y mujeres de la sociedad mexicana.

 Esa es nuestra misión, esa es nuestra lucha.

Ernesto Pompeyo Cerda Serna

Contador Público y Auditor. Socio del Despacho D. E. C.  y Miembro del Despacho Internacional PKF North American. Autor de los libros. Adiccionario Político. Kratologia. Literatura y Poder.