Cero simpatía por López Beltrán
La diferencia es que su frialdad, por no decir reprobación, se dio después de que el viajero, secretario de Organización de Morena, difundió una extraña carta en la que, esencialmente, justificó sus vacaciones alegando estar laboralmente extenuado y se quejó de ser víctima de un supuesto espionaje de sus adversarios, quienes lo habrían seguido hasta la capital de Japón para retratarlo.
La Presidenta volvió a decirle a López Beltrán que el poder se ejerce con humildad.
Y esa humildad está ausente en las 25 líneas de la carta.
López Beltrán exclama que merecía un descanso, destaca que tiene dinero para viajar por el mundo, alega ser víctima de una conspiración política, desprecia la jerarquía de la presidenta de Morena, a quien no tiene por qué formalizarle su ausencia.
No hay en él sentido de arrepentimiento.
Para él, el que un hijo de López Obrador vacacione en Japón es lo normal.
Para él, faltar a unasesión del Consejo Nacional del partido parece algo irrelevante.
Él es él, un crack.
No tiene que ofrecer disculpas.