El espejismo del Superávit comercial

Carlos Chavarría DETONA® Existe una de las falacias más persistentes en la política económica actual: la creencia de que el objetivo supremo de un país es exportar más de lo que importa, logrando un "balance comercial favorable".
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Esta idea, nacida del mercantilismo del siglo XVI, sigue obsesionada con el rastro del dinero, ignorando que, al igual que una empresa con mucha liquidez pero sin patrimonio, un país puede tener superávit comercial mientras su riqueza sostenible se desmorona.

Lo que importa es el patrimonio neto, la solidez, no la liquidez.

 Lamentablemente, la economía mundial insiste en dirigirse a un nuevo atraso.

El proteccionismo, regresando con fuerza, regirá el comercio. Nadie puede predecir el tamaño ni la duración de sus efectos, pero la certeza es que todos los países, sin excepción, asumirán los costos.

 

Aranceles: "Una Buena Etiqueta para una Mala Causa"

El proteccionismo se disfraza tras eufemismos. Como señaló Milton Friedman, “La Libertad de comercio, tanto dentro como fuera de las fronteras, es la mejor manera de que los países pobres puedan promover el bienestar de sus ciudadanos” (Friedman, 1962). Hoy, como siempre, se usa la etiqueta "proteccionista" para disfrazar una mala causa.

Si solo se buscara exportar y evitar importar, el valor de la divisa extranjera se desplomaría, frenando precisamente las exportaciones deseadas, es el mercado cambiario el que regula este pulso natural.

Sin embargo, cuando los gobiernos manipulan el tipo de cambio y las deudas externas sustituyen las entradas genuinas de capital (como en el caso de EE. UU.), todo el sistema se trunca.

El razonamiento detrás de esta aseveración se basa en la ley de la oferta y la demanda aplicada al mercado de divisas (moneda extranjera).

La meta de solo exportar y evitar importar resultaría en un desequilibrio masivo en la balanza comercial y, consecuentemente, en el mercado cambiario, provocando una fuerte apreciación de la moneda local (o, como se plantea, una depreciación o desplome de la divisa extranjera).

 En el caso de México, la alta incertidumbre política y económica —agregada al desatino de un estado distribuidor sin margen de maniobra fiscal— nos agarra muy expuestos. Hablar de "abrirnos al mundo" y "diversificar mercados" se vuelve imposible sin los incentivos reales para lograrlo.

Los Consensos Fallidos: De Bretton Woods a la "Exuberancia Irracional"

Durante casi un siglo, desde Bretton Woods (1944), se apostó por la narrativa del liberalismo, bajo el supuesto de que el mercado guiaría la distribución perfecta de costos, beneficios y recursos.

Luego vino el Consenso de Washington (1989), promovido por el FMI y el Banco Mundial, con sus recetas: disciplina fiscal, liberalización, privatización.

La tragedia es que los promotores del Consenso dieron el consejo y se quedaron sin él, olvidando la fragilidad de la certidumbre, permitiendo la “exuberancia irracional” (Greenspan, 1996) y la libertad para que los grandes banqueros asumieran "riesgos morales" amparados en el mito del "demasiado grande para caer".

Es increíble que se sigan empleando argumentos retrógrados para bloquear el comercio.

La base central del progreso es simple, el comercio permite el ingreso de bienes más baratos, variados y de mejor calidad, lo que se traduce en aumentos de productividad, incremento de las tasas de capitalización y, en última instancia, en un mejor nivel de vida.

Cinco Prescripciones Urgentes para el Próximo Modelo Económico

¿Cuáles son las nuevas reglas para imaginar un nuevo modelo económico para la próxima generación, los próximos 60 años? Debemos recurrir a la experiencia dictada por los errores que cometimos:

  1. Reforma Fiscal Global contra la Desigualdad: Hay que apagar la desigualdad y combatir la “economía del fascismo”, donde “las grandes corporaciones se quedan con las ganancias mientras los contribuyentes financian las pérdidas” (Rothbard, 1995).
  2. No Repartir Riqueza No Creada: “Para tener caldo de pollo primero hay que tener el pollo” (Lacalle). La deuda no es crecimiento. Hay que dejar de llamar crecimiento a lo que en realidad es deuda, y austeridad a lo que no es sino un despilfarro contenido (Lacalle).
  3. Competitividad Genuina, No Distorsiones Cambiarias: El intercambio debe impulsar la competitividad, no apoyarse en intervenciones gubernamentales. La inversión debe ir a nuevas tecnologías para una economía más dinámica (Stiglitz, 2002).
  4. Gobiernos que Apoyan, No que Estorban: La función gubernamental debe limitarse a facilitar la producción. O como dijo Ronald Reagan: “La visión gubernamental de la economía puede resumirse en unas cortas frases: si se mueve, póngasele un impuesto. Si se sigue moviendo, regúlese, y si no se mueve más, otórguesele un subsidio” (Reagan).
  5. Comprender la Realidad sin Obcecación: Los problemas son triviales y se arreglarían con relativa calma si en el poder hubiese quienes comprendieran la realidad, sin estar emocionalmente sumidos en "doctrinas económicas obcecadas” (Krugman).

Un Programa para Volver a la Economía Real

El futuro debe enfocarse en fortalecer los sectores productivos, los que generan riqueza tangible y empleo real.

Esto implica un programa integral que:

  • Impulse la Inversión en Infraestructura (física y digital) para eficiencia.
  • Fomente la Innovación en pymes, con incentivos fiscales y capacitación.
  • Garantice Acceso a Financiamiento con condiciones favorables a proyectos productivos a largo plazo.
  • Fortalezca el Mercado Interno mediante el consumo de productos locales y políticas de compras públicas que beneficien a los productores nacionales.
  • El intercambio es el motor. El gran desafío es desmantelar el paradigma donde “Todo el mundo quiere vivir a expensas del Estado. Se olvidan de que el Estado vive a costa de todos” (Bastiat).

El intercambio es el motor, el gran desafío es desmantelar el paradigma donde “Todo el mundo quiere vivir a expensas del Estado, se olvidan de que el Estado vive a costa de todos” (Bastiat).

 

El futuro exige dejar atrás el reparto de riqueza no creada y enfocarse en el capital productivo como verdadero motor del progreso.
https://vimeo.com/1115590494
https://vimeo.com/1115590526
https://vimeo.com/1015118818
Carlos Chavarría

Ingeniero químico e ingeniero industrial, co-autor del libro "Transporte Metropolitano de Monterrey, Análisis y Solución de un Viejo Problema", con maestría en Ingeniería Industrial y diplomado en Administración de Medios de Transporte.