El nacimiento de la narrativa post Uruapan
“¡Fue el Estado!” gritó el universo 4T después de los hechos de Ayotzinapa de 2014, y el Estado siguió siendo responsable de todos los males hasta 2018, cuando se depositó en la 4T.
Ayer, en las movilizaciones de la Generación Z, la consigna más usada tuvo una connotación semejante.
“¡Carlos no murió, el gobierno lo mató!”.
Carlos Manzo, el alcalde de Uruapan ejecutado el 1 de noviembre, del interminable noviembre de 2025.
Para el coro, para mucha gente adolorida e irritada, no lo mataron los criminales, sino el gobierno.
La consigna puede ser carente de sustancia, como la de 2014, pero como aquélla, resonó con esas vibraciones que conectan, no murió, el gobierno lo mató, ayer pudo haber nacido la narrativa post Uruapan.
Tal vez exagerada e injusta, como los sofismas y supersticiones de nuestro tiempo, lo cierto es que se escuchó articulada y con un vigor que, a fuerza de repetición, podría darle identidad a un movimiento aún amorfo, dotarlo de los valores simbólicos indispensables para tratar de perforar las arterias del régimen.
La de Peña Nieto, última administración “neoliberal”, ya nunca caminó con paso firme.
