El peso de una imagen

Gerson Gómez DETONA: La llamada de atención previa a la sensatez. No al olvido.

Cada experiencia es única. Pagamos por los festivales para validar la asistencia.

Hacemos transmisiones vivo. A quienes nos encontramos al paso. Los precios de las bebidas. Los vasos conmemorativos.

A lo largo del roster de bandas, la desmemoria con la ingesta etílica. Las conclusiones se conocen al día siguiente en los diarios.

También sucede con los expertos en alpinismo urbano. Los trepas cerros bailan en las paredes rocosas.

Hacen malabares con sus heroicidades. Con mayor frecuencia conocemos de grabaciones donde el personaje pierde la vida. El boleto al cosmos sin retorno a nuestra realidad.

El peligro de una imagen ya no es para el fotoperiodista cubriendo un encuentro bélico.

Si no para toda la tropa de influencers, youtubers y advenedizos. Todas esas defunciones son evitables. A mayor riesgo se incrementa la cantidad de likes y seguidores.

Quienes brincan sobre una piedra movediza en un acantilado, retan las posibilidades del desbarrancadero.

A quienes ya frisamos la madurez, hasta subir a las sillas voladoras, es un acto de valentía en superlativo.

En la galería de las formas torpes de cortar la vida continuarán apareciendo voluntarios.

Vidas en proceso de fracaso por ignorancia o sin medir las consecuencias del segundo previo.

A eso vamos. Ya no con el recuento de imágenes de la revista Time.

Al captar el instante con el ojo avizor. Nuestro presente está lleno de minas terrestres, proyectiles periféricos y mentes creyéndose invencibles.

Corresponde a todos buscar las medidas de seguridad. La llamada de atención previa a la sensatez. No al olvido.

Gerson Gómez

Morelense de cepa Regiomontana. LCC con especialidad periodismo (UANL). Doctor en Artes y Humanidades (I.C.A.H.M.). Tránsfuga de la mesa de redacción en diferentes periódicos como El Diario de Monterrey, Tribuna de Monterrey, y del grupo Reforma en el matutino Metro y vespertino El Sol. Escort de rockeros, cumbiamberos, vallenatos y aprendices al mundo de la farándula. Asiste o asistía regularmente a conciertos, salas de baile, lupanares, premieres, partidos de fútbol y hasta al culto dominical. Le teme al cosmos, al SAT, a la vejez y a la escasez de bebidas etílicas. Practica con regularidad el ghosting. Autor de varios libros de crónica como Hemisferio de las Estaciones, Crónicas Perdidas, Montehell, Turista del Apocalipsis, Monterrey Pop y Prêt-à-porter: crónicas a la medida.