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La magia de seguir siendo niños...

Hoy celebramos a los más pequeños, a los más alegres, aquellos que viven con intensidad cada día, sonriéndole a la vida sin ninguna condición.

Es impresionante la forma de vivir de un niño, la forma de ver la vida desde su perspectiva, desde su ventana de inocencia, alegría, buen humor, pasión, energía... las ganas de explorar, de descubrir, de sentir, de "entrarle" a todo lo que les apetezca sin importarle el "qué dirán", ni el miedo a "perder" o a sufrir consecuencias... 

Ellos se enfocan en VIVIR.

¿Qué mejor ejemplo para nosotros los adultos que este?

Conforme vamos creciendo, nos damos cuenta que la vida no es color de rosa, ni existen los personajes que nos encantaban de chiquitos, ni las princesas de Disney, ni los cuentos de hadas... más bien, crecemos y nos tenemos que enfocar en tomar decisiones importantes, decisiones que van definiendo nuestra vida de adulto.

Nos vamos dando cuenta que la vida no es tan fácil, que hay que esforzarnos por ser mejores, trabajar para vivir y tener sustento en casa, que sin sacrificio no hay recompensa. 

Nos enfocamos tanto en la rutina diaria del trabajo y de la casa, que muchas veces que nos envuelve una nube de emociones negativas como estrés, desesperación, tristeza... nos falta esa chispa que es estar motivados por algo, por alguien, por la vida misma.

Y hay días en los que sentimos que todo se derrumba y nos ahogamos en un vaso de agua. Pero si eres papá o mamá, es cuando volteas a ver a tus hijos y te cargan toda la pila, la energía y es ahí cuando debemos de tomar su ejemplo, de cómo se pueden divertir con cosas tan simples, asombrarse con el canto de un pájaro, con las estrellas, con el aire, con las mariposas, con una canción... 

Y ES AQUÍ DONDE APARECE EL ROL DE "LA CAPACIDAD DE ASOMBRO" EN NUESTRA VIDA.

¿Qué es?, ¿para qué sirve? y lo más importante... ¿por qué la olvidamos?

Es la facultad que tenemos de sorprendernos de algo nuevo y aprender de ello. Es aquello que nos hace tener la piel de gallina, quedarnos boquiabiertos, llorar de emoción y disfrutar de unas buenas carcajadas.

La capacidad de asombro nos hace sentir vivos, nos conecta con los demás y nos da una sensación de alegría, de salud, de bienestar.

Desgraciadamente, nos envolvemos en estrés, trabajo y celular, con la vista abajo, sin ver, quizá, la obra de arte que las nubes nos regalan en algún momento del día o un amanecer, una puesta de sol, voltear a ver la hermosura de las montañas...

Busquemos, como niños, oportunidades todos los días para maravillarnos con la realidad que nos rodea.
¡Feliz día del niño!