Principados y potestades

Ni para ir de ligue o de consumo carnal, salvo los fines de semana en su embajada de inmigrantes, la alameda central.

Hasta luego al código 64000. Es imposible mantenerlo de pie.

La gentrificación fantasma terminó con los pocos habitantes. Oficinas, salas de masajes y cantinas. Quienes sobreviven en las pocas, escazas habitaciones, lo hacen a riesgo de formar parte de las estadísticas de la delincuencia.

La vagancia de los desposeídos de la tierra. Los del sueño americano trunco. A dos horas y medio del país más endeudado del mundo. Donde sus instituciones bancarias hacen como las burbujas de jabón al estallar.

En el limbo, la penitencia del hambre.

Murieron los dueños legítimos de las viviendas. Sus herederos están disgustados. En litigios eternos en los tribunales. Quien se aviva, se adueña de los intestados.

Cuartuchos de sexo servicio. Pocilgas de travestidos de la calzada madero y la calle Arteaga.

Gatas en celo por la noche. Todos somos pardos. El alcohol hace realidad las fantasías de la güera Playboy en la antigua casa de citas venida a menos.

Desocupe la fantasía. Todas las escuelas del rumbo deben importar alumnos. De nada sirve la calidad de antaño. También de dolor se canta.

Las bellas casonas les faltan paredes, vidrios y hasta niños jugando. Los parques, estancias y estacionamientos, funcionan de día.

Al caer la tarde, el avispero de trabajadores emprenden la huida a los municipios dormitorio.

Ni principados ni potestades, ni gobernador, alcalde o inversionistas con nexos al lavado de dinero, harán del sueño del siglo XX, el oasis del XXI. Ni para ir de ligue o de consumo carnal, salvo los fines de semana en su embajada de inmigrantes, la alameda central.

Gerson Gómez

Morelense de cepa Regiomontana. LCC con especialidad periodismo (UANL). Doctor en Artes y Humanidades (I.C.A.H.M.). Tránsfuga de la mesa de redacción en diferentes periódicos como El Diario de Monterrey, Tribuna de Monterrey, y del grupo Reforma en el matutino Metro y vespertino El Sol. Escort de rockeros, cumbiamberos, vallenatos y aprendices al mundo de la farándula. Asiste o asistía regularmente a conciertos, salas de baile, lupanares, premieres, partidos de fútbol y hasta al culto dominical. Le teme al cosmos, al SAT, a la vejez y a la escasez de bebidas etílicas. Practica con regularidad el ghosting. Autor de varios libros de crónica como Hemisferio de las Estaciones, Crónicas Perdidas, Montehell, Turista del Apocalipsis, Monterrey Pop y Prêt-à-porter: crónicas a la medida.