Atrapado Robando (Caught Stealing/ EUA, 2025)
Los giros de la vida pueden ser crueles, peor cuando no sólo es en una ocasión sino cuando suceden dos o tres veces tal como le pasa a Hank Thompson (Austin Butler) en Atrapado Robando.
Luego de un incidente hace 15 años que lo margina de una gloria perdida y ahora como cantinero en un bar de Nueva York en 1998, Hank recibe a cuidar el gato de su vecino Russ (Matt Smith) cosa que lo coloca en el lugar equivocado, en el momento equivocado y que comienza una espiral donde se da cuenta que aún no ha tocado fondo su inútil vida.
El filme es de Darren Aronofsky realizador de La Ballena (2022), Noe (2014), El Cisne Negro (2010), Réquiem para un Sueño (2000) entre muchos otros títulos y la mera verdad desde El Cisne Negro el director no había presentado algo tan interesante, extraño y oscuro como Atrapado Robando.
Trabajando el guion de Charlie Huston, autor del libro del mismo nombre, Aronofsky se centra en Hank y la trágica odisea de autotransformación que vive mientras ve como su universo se va haciendo pedazos.
La historia para nada es predecible, sino explosiva, pide mucho al estilo de Guy Richie (Snatch: Cerdos y Diamantes, MobLand) en su humor negro y violencia espontánea, repentina y por igual la forma de presentar una galería de folclóricos y muy peligrosos personajes (incluyendo al tremendo gato que sabe con quien ser amigo).
La zona de confort de Hank resultado del accidente desaparece y lo deja expuesto a la mafia rusa y la mafia judía ortodoxa (peor que la rusa) y simplemente sin saber por qué está pasando todo.
Pero todo redunda que su círculo vicioso afecta a propios y ajenos. Su inacción de años de no hacer nada por sobreponerse expone a todos a compartir su trágica existencia.
El lado profundo de Atrapado Robando es ver como lo poco que ha construido Hank, se viene abajo por su propia mano, por decisiones que él pudo tomar de antemano y decidió esconderlas en un supuesto shock post traumático que lo tiene bloqueado.
Pero en realidad hay un destino cruel que juega feo con ciertos individuos y sí, somos testigos de La Odisea con Hank siendo Ulises metiéndose con los dioses y los dioses aplastándolo.
Es de personas que en un momento dado no les queda mas remedio que aceptar que los barcos se han quemado y no hay regreso alguno mas que tomar el camino del “borrón y cuenta nueva” de forma literal.
Y la frase del filme que es oro puro “si no puedes morder, no enseñes los dientes”, léase no somos nadie, pero como en el caso de Hank que es nadie, no queda mas remedio en un momento dado sacudirse el “mi peor es nada” y buscar lo bueno, aunque sea a base de balazos.