DETONA mis pasiones colaborar con Plácido Garza

Punto.

Mi amigo Plácido Garza y yo solemos toparnos en el estreno de las obras de teatro. A ambos nos apasionan los buenos montajes escénicos. 

Por eso, cuando quiero ver a mi amigo, le digo a mi novia Ericka que me basta con esperar el estreno de la próxima puesta y ahí estará Plácido con su célebre e irreverente Gaby, en primera fila. Bueno, eso era antes, porque la pandemia vino a estropear todas las expresiones artísticas del globo terráqueo, hasta nuevo aviso. 

Uno de los estrenos teatrales donde para variar me topé a Plácido y Gaby, fue aquella puesta en la que nuestra amiga la talentosa Sonya Garza Rapport interpretó a Marilyn Monroe, en el Centro Cultural Fátima, de San Pedro. 

Poco antes de iniciar la función, falló la energía eléctrica. Si mal no recuerdo falló en todo el país. En esa especie de penumbra hospitalaria, los espectadores hicimos lo que mejor sabemos hacer los regiomontanos: platicar.

 A la deliciosa chorcha se nos sumó el gran Paco de Luna, otro amigo muy querido de Placido y mío, y uno de los mejores actores vivos de Monterrey y quién ha acompañado a mi familia en los mejores y peores momentos. Pero esa es otra historia.

Nuestros comunes hábitos teatrales, mutuas aficiones artísticas y compartida disciplina de escribir diariamente, truene llueve o relampaguee (no se si la escritura sea una bendición o una maldición, lo que sí se es que es una santa joda), nos llevó ineluctablemente a Plácido y a mi a ser amigos. 

Así que ayer no fue casualidad que yo suspendiera mi lectura de una obra de teatro de Lope de Vega (yo leo religiosamente todos los días una obra del Siglo de Oro Español), para hablar por teléfono con Plácido.

Mi amigo me invitó a escribir en su diario digital DETONA y yo raudo y veloz le acepté complacido a Plácido (les juro que no es juego de palabras). 

Y lo hice por una extraña asociación mental. La obra que leía se titula “El villano en su rincón”, uno de los textos menos conocidos de Lope, que trata de un villano (en el sentido antiguo de ser vecino de una villa), llamado Sancho, quien ha tomado una decisión extrema: no le interesa ver la cara de su rey, no tanto por osadía; simplemente porque le vale madre quién esté a la cabeza del poder.

ENTONCES...

Pensé que Plácido es como este personaje de Lope de Vega: no le interesa ver la cara del Presidente López Obrador. Aunque con un añadido: a Plácido le importa además denunciar públicamente a López Obrador y por eso mi amigo se ha convertido en referencia del periodismo nacional más beligerante contra el poder político en turno y contra sus abusos e intolerables excesos. Lo hace con una prosa desenfadada, amena, y de una precisión mortífera. 

El problema de Plácido es que le mete mucha pasión a sus artículos y que es todo menos plácido.

Y yo le contesto, con una pregunta: ¿a poco eso es malo? Buena parte de los mejores articulistas de nuestro país han sido apasionados.

Pienso en Renato Leduc, Manuel Buendía, Vicente Leñero, Germán Dehesa. Y en la actualidad mi entrañable amigo Felipe Díaz Garza, el Ave de las Tempestades. 

Todos ellos en su peculiar estilo, han sido temperamentos fuertes, plumas apasionadas e irreverentes, que han destacado en un país donde lo que más abunda son los periodistas timoratos, acomplejados, de prosa “decentita” y más aburridos que una Mañanera de López Obrador con Lord Molécula incluido.

Todo lo anterior sirva para decirle a mis lectores, de pie en el proscenio, con los brazos abiertos, la voz engolada y haciendo caravanas apasionadamente, que a partir de hoy escribo en DETONA y de pasada les ruego a aquellos que no me quieran aquí (nunca faltan los maloras), que por mi no sufran de oquis; se salten mis artículos o me mienten la madre, al cabo las mentadas son como las llamadas a misa y ya se sabe que yo soy medio ateo.

Eloy Garza González es periodista, Licenciado en Derecho y Ciencias Sociales y Maestro en Letras (UNAM). Fue Director General de Desarrollo Político en SEGOB. Ha escrito en Nexos, Milenio, Voz y Voto, y es autor de “El erotismo en Alfonso Reyes (UANL), “La transición: Memorial del Cambio Político en México” (Tlacuilo Editores) y “El cerebro de Donald Trump (Nelson).    

Eloy Garza

Es abogado, maestro en Letras por la UNAM y máster en Tecnologías de la Información por la Universidad Oberta de Cataluña. Escribe para diversos medios de comunicación.