Dios dio el encargo

Gerson Gómez DETONA® Bolsonaro instrumentalizó al movimiento evangélico en Brasil, utilizó el discurso moralista para atacar al gobierno de Lula da Silva, presentando supuestos escándalos de corrupción como dogmas incuestionables, una vez concluido el mandato del líder de la izquierda sudamericana, vino el linchamiento moral seguido de su encarcelamiento, Lula fue convertido en símbolo de la corrupción antes de ser juzgado.
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Desde la sombra, como recluso político, resistió. Mientras tanto, Bolsonaro manipulaba a toda la bancada cristiana, alineándola a sus reformas constitucionales y a los negocios de su familia, la fe fue usada como moneda de cambio.

Lula salió fortalecido, recuperó su libertad y los cargos que lo inhabilitaban fueron disueltos, volvió a enfrentar a su némesis en las urnas, esta vez con el canto religioso aún retumbando en las plazas.

Sin embargo, ese 30% de votos duros, guiados por una fe instrumentalizada, no fueron suficientes para frenar su retorno.

Lula volvió al poder sin derramar sangre en las favelas ni hostigar a la clase media, bajo su nuevo mandato, Brasil se consolidó como laboratorio del BRICS: libre comercio, programas sociales, y una apuesta por la equidad en educación, empleo y seguridad.

Punto y aparte.

El Salvador, en cambio, tropieza con su propio reflejo, Nayib Bukele extiende su mandato a seis años, la reelección indefinida parece estar al alcance si el "pueblo sabio" lo decide. ¿Dictador en proceso o república de ciegos?

Mientras responde a los designios de su verdadero patrón el hombre naranja que ataca de nuevo, las cárceles salvadoreñas se convierten en espacios sin derechos humanos, prisiones donde el trato recuerda a animales rumbo al matadero.

Cada jornada contradice los principios más básicos de salud mental y reinserción social, se muere con la luz blanca encendida, con alimentos que apenas alcanzan el mínimo calórico.

Entre Lula y Bukele existen galaxias de diferencia.

Lula escucha a la inteligencia laica, Bukele vive el espejismo del poder, becado por el aplauso fácil, casi emulando el atuendo de Gadafi, acepta sin reparos deportados de Colombia y Venezuela.

  • No les define estatus legal.
  • No informa a sus embajadas.
  • Todo se hace en secreto.
Ocultos por conveniencia, como si la infamia pudiera esconderse para siempre.
Gerson Gómez

Morelense de cepa Regiomontana. LCC con especialidad periodismo (UANL). Doctor en Artes y Humanidades (I.C.A.H.M.). Tránsfuga de la mesa de redacción en diferentes periódicos como El Diario de Monterrey, Tribuna de Monterrey, y del grupo Reforma en el matutino Metro y vespertino El Sol. Escort de rockeros, cumbiamberos, vallenatos y aprendices al mundo de la farándula. Asiste o asistía regularmente a conciertos, salas de baile, lupanares, premieres, partidos de fútbol y hasta al culto dominical. Le teme al cosmos, al SAT, a la vejez y a la escasez de bebidas etílicas. Practica con regularidad el ghosting. Autor de varios libros de crónica como Hemisferio de las Estaciones, Crónicas Perdidas, Montehell, Turista del Apocalipsis, Monterrey Pop y Prêt-à-porter: crónicas a la medida.