El Waterloo de Claudia
A regañadientes y bajo la presión de Trump, Scheinbaum ha tenido que simular que coopera en el combate a los cárteles, de los que su partido Morena forma parte.
Pero así como descarada o veladamente los gobiernos de Morena han protegido a los criminales, hoy criminalizan y agreden a los ciudadanos que les plantan cara.
El abuso de poder ha tomado distintas formas, desde la denostación pública en el cadalso de la mañanera, hasta la utilización del poder judicial y el SAT, llegando finalmente a la represión policiaca.
Ayer les tocó probar el abuso de poder a los jóvenes de la generación Z que derribaron los vergonzosos muros con los que la presidente pretendió impedirles el paso para manifestarse libremente en un espacio público, como lo es la Plaza de la Constitución, que Morena ha convertido en un salón de fiestas privado.
A los jóvenes sí les aventó a los granaderos (que según ella ya no existen), luego de rociarlos de gas pimienta durante tres horas, para rematar culpándolos a ellos de la violencia.
Los jóvenes manifestantes mostraron un valor y una resistencia sorprendentes, a pesar de no contar con entrenamiento, armamento y organización, como sí los tiene la policía. Nada que ver con la falta de agallas de sus abuelos, padres y hermanos mayores, que han preferido cerrar los ojos y voltear hacia otro lado.
Esta nueva generación Z sí valora sus libertades individuales y se atreve a plantarte cara al gobierno totalitario.
Durante los disturbios en la explanada del Zócalo, los jóvenes se mantuvieron firmes y decididos a llegar al palacio, donde por supuesto no estaba Claudia, quedando a pocos metros de lograrlo.
Los muros de acero fueron reemplazados mientras caían por vallas de policías parapetados en sus escudos, quienes, cuando lucían agotados, eran rápidamente reemplazados por nuevos elementos.
Se dio una batalla campal tipo medieval, en la que unos tenían el objetivo de derribar las murallas del palacio y los otros tenían el objetivo de evitarlo.
En esto triunfaron los jóvenes, pero como ellos no traían repuestos, al cabo de tres horas y pico la policía terminó reprimiéndolos, persiguiéndolos y deteniendo a casi cien.
Los medios mexicanos extrañamente dejaron de transmitir los sucesos en vivo cuando las cosas se salieron de madre.
En el canal 2 de Televisa optaron por transmitir el Chapulín Colorado... Algún medio extranjero independiente, como Estrategias Militares, narró con lujo de detalle cada minuto de la batalla, dejando a Claudia Scheinbaum en ridículo mundial, a meses del Mundial.
Ahora, la mitómana administradora del desastre obradorista echa culpas a diestra y siniestra, como siempre, evitando centrarse en la verdad, lo único que demostró fue miedo y debilidad.
No obstante, el verdadero pueblo (no el manido pueblo de su narrativa populista) ya despertó, quedó expuesto el mito de sus encuestas amañadas que le daban un irrisorio 80% de aprobación a Scheinbaum, cuando la realidad es que hace tres meses ya estaba en 40%.
La 4T se ha encargado de destruir todas las vías institucionales que tenía la ciudadanía para defenderse del abuso de poder.
Y cuando eso sucede solo queda una salida, la violencia, eso es en extremo peligroso...
Si antes Claudia estaba entre dos espadas de Damocles (López y sus socios los cárteles por un lado, Washington por el otro), ahora le apareció una tercera, el Pueblo Harto.
De los tres, éste puede convertirse en su Waterloo.
¿Qué camino tomará la presidente en este inevitable punto de inflexión?
¿Bajará de su torre de arrogancia y optará por mostrar una mayor apertura para escuchar a la gente, cuya principal demanda es que la presidente cumpla su obligación de combatir a la delincuencia, o se radicalizará y optará por recrudecer la represión contra quienes la confronten, sean jóvenes idealistas, ciudadanos cansados de sus malos resultados, empresarios incómodos o políticos de oposición?
¿Dejará de lado su acartonada ideología marxista y optará por el pragmatismo y el sentido común para tratar de recuperar la economía en crisis, o seguirá endeudando al país y sangrando a los ciudadanos con más impuestos hasta que termine de tronar?
La principal duda es: ¿Tendrá poder de decisión?
Sheinbaum se la está jugando en lo personal, pero también se está jugando el país.
La principal lección del pasado 15 de noviembre es que cuando el verdadero pueblo se una y se faje el sombrero, en vez de dejar solos a sus jóvenes, no habrá muralla que aguante.
