La caridad
La caridad es la actividad humana que consiste en ayudar, principalmente en economía, a los más necesitados, y de ahí surge su complejidad histórica, que hasta la fecha es controversial, que es la definición formal de los que son necesitados.
Desde un punto de vista religioso, y me atrevo a asegurar que todas las religiones concuerdan, los más necesitados son los huérfanos y las viudas, después las personas que por algún motivo no pueden trabajar.
La principal problemática de la caridad, lo manifiesto muy directamente, es el acostumbramiento que hacen las personas que la reciben para seguir recibiéndola, valga la redundancia, cuando ya podrían ser capaces de dejar de necesitarla.
Y éste es un acostumbramiento humano y aceptable, pero bloquea las capacidades personales de superación e independencia que son de las cualidades humanas adquiridas que más dan satisfacción terrenal.
El que da caridad siempre recibe agradecimiento, eso es un hecho, aunque no siempre reciprocidad, desafortunadamente.
El que recibe caridad debería estar comprometido con su benefactor para ayudarlo en caso de que se cambien los lugares económicos de ambos, el fenómeno “rueda de la fortuna” tan aclamado popularmente.
La caridad no tiene valor, supuestamente debe ser lo suficientemente completa para poder ayudar al que la requiere de manera modesta siempre, modesta, repito.
Las fundaciones y asociaciones mundiales de ayuda cumplen parcialmente con el principio universal de caridad, ya que generalmente tienen ganancias extras para sueldos o viáticos de sus representantes y directivos, todos lo sabemos.
Por eso precisamente la caridad se ha manejado institucionalmente de manera muy responsable en México, con los programas del Bienestar principalmente, los cuales han dado frutos muy importantes en nuestra nación, a pesar de todas las críticas que pudieran existir a sus creadores.