¿La fantasía supera la realidad?
1.
En el invierno de 1982 asistí a una manifestación contra la guerra de las Malvinas, en la Piazza Navona, de Roma, Italia. Para mi sorpresa, entre los manifestantes se encontraba Gabriel García Márquez.
Al terminar el evento, una nube de simpatizantes abordó al escritor colombiano y, sin previo acuerdo, ocupamos unas sillas a las afueras de un bar, para platicar con él. Recién había publicado Fantasía y creación artística en América Latina y el Caribe, y al saber que yo era mexicano citó las referencias a nuestro país que había hecho en ese texto.
2.
El ensayo puede resumirse así: en América Latina y el Caribe la realidad es tan fantástica que supera cualquier narración mítica.
Un ejemplo, y lo cito textual, al referirse a los frijoles saltarines que conoció en el entonces DF: “Racionalistas benévolos me han explicado que su movilidad se debe a una larva viva que tienen dentro, pero la explicación me parece pobre: lo maravilloso no es que los frijoles se muevan porque tengan una larva dentro, sino que tengan una larva dentro para que puedan moverse”.
“Y hay otra fantasía que no anoté en el escrito”, continuó.
3.
Ahora refiero lo que recuerdo de aquel encuentro: “¿Quién podría imaginar la existencia de un partido político que, al mismo tiempo, sea revolucionario, con toda la carga de movimiento, revuelta, insurrección, motín, alboroto y disturbio que esa palabra implica, y también institucional, que evoca todo lo contrario: estabilidad, inmovilismo, estructura, solidez, resistencia y cohesión?
Pues para conocimiento de los escépticos, en México -y me señaló con su pícara sonrisa- existe esa fantástica combinación: el Partido Revolucionario Institucional”.
4.
El Premio Nobel de Literatura 1982 estará destornillándose de risa en el cielo al contemplar lo que sucede en Coahuila.
Uno de los postulados a la gubernatura, Ricardo Mejía Berdeja, fue miembro del PRI, del PRD, del MC, y aspiró a ser corcholateado por Morena. No lo logró, y se lanzó a la contienda por el PT.
Este partido, al igual que lo hiciera el PVEM con su candidato Lenin Pérez, ha decidido desconocer a su aspirante, y está invitando a que se vote por el oficialismo. Sin embargo, ambos aparecerán en la boleta con el logotipo de quienes los traicionaron.
5.
Imagine a un coahuilense que, de acuerdo a su conciencia, considera que el PT es la mejor opción:
- ¿Votará por el abanderado que su partido impulsó hasta tres días antes de la elección, pero que ahora desconoce?
- ¿O más bien obedecerá a su dirigencia nacional y emitirá su sufragio por Morena, aunque no comulgue con ese instituto político ni con Guadiana?
- ¿Qué sentirán los votantes cuando entren a la casilla y vean que de las cuatro fórmulas dos no son reconocidas?
- ¿Puede haber algo más fantástico que ser el candidato, pero no ser apoyado por quien te hizo candidato?
6.
Pues sí. En México sí se puede.
Ya hasta parece inútil preguntarnos si a los dirigentes les importan sus posibles votantes. Obvio no.
Tanto el PT como el PVEM revelaron sin tapujos la razón de su repentino cambio: salvar su relación con AMLO-Morena de la que depende su subsistencia y dádivas económicas en 2024.
Estamos ante una nueva institucionalización no de la revolución sino del negocio para quienes capitanean los partidos políticos: lo que menos les interesa es respetar a la ciudadanía sino enriquecerse a costa de ella. Y así quieren que votemos.
7.
Cierre icónico.
Qué bueno que llegará Tesla y que -suponemos- generará muchos empleos; qué bueno para la afición felina que se piensa construir un nuevo estadio; qué bueno que se viaja por el mundo entero para atraer inversiones. Pero el lunes pasado Nuevo León encabezó al país, una vez más, como la entidad más violenta de México, según el reporte diario del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad.