The loosers
De entrada, ellos lo saben. Solo tratan de torcer el cuello a la voluntad presidencial.
Adán y Marcelo están muy por debajo de la puntera Claudia. La gobernadora de la ciudad de México les lleva muchos puntos de preferencia.
Su senda de gloria a la papeleta federal avanza sobre terciopelo. Solo Marcelo, en congruencia, es el único desplazado.
Trabajó ya cinco años en la Cancillería, en el servicio de relaciones diplomáticas. Lo conocen muy bien en Washington. Les parece simpático a republicanos y a demócratas.
No así Adán ni Claudia.
Marcelo podría romper con su carnal Andrés. Llevar la candidatura hacia el PT o el PVEM. Lo haría solo para restarle votos al proyecto de MORENA 2024.
Ganar, en una competencia tan estrecha o en los tribunales, solo lo desmarcaría de la disciplina férrea, de obediencia al número uno.
Ofrecer a Marcelo participar en las siguientes elecciones, para suceder a Claudia, es aún mucho más remoto e inviable.
En la política existen coyunturas. Pasajes sin retorno y hasta deposiciones orales. El Canciller Ebrard puede demostrar madurez y hasta fidelidad, como coordinador general de campaña de Claudia.
Incluso ser el número dos, su secretario de Gobernación, puesto de transición como ahora lo ocupa Adán.
Escenarios hay muchos. Incluso uno atrevido y alocado.
Para suceder a Claudia otra dama. Si el país muestra madurez al momento de sufragar. Siempre al gusto de los patrones de México, los generales de cuatro estrellas.
Claudia estima a Clara Luz Flores, aún por encima de la figura de su mentor y esposo, Abel Guerra.
Opción feminista, de sepultura, para el PRI, sus remanentes o la coalición medusa.