Los huracanes en Monterrey
Quedando recuerdos con Beulah, en septiembre de 1967 yo tenía escasos dos años.
Durante el Gilberto, en septiembre de 1988, ya estaba próximo a contraer nupcias, por lo que me resguardaron en casa de la familia de mi novia, hoy mi esposa; ya no me dejaron salir, pues sabían que en mi haber estaba el socorrista en retiro, pero siempre presto a ayudar mientras sea posible.
De acuerdo con reportes oficiales de las autoridades, Gilberto dejó más de 200 muertos, según, aunque se desconoce con exactitud el número de víctimas, pero se estima que pudieron ser más de dos mil.
En otro evento, el Alex, en julio de 2010, nos tocó vivirlo con intensidad al ser afectados en muchos sentidos, casa, autos, etc., pero lo importante no es dónde estaba yo o cómo los viví, lo realmente importante es la reflexión que debemos hacer respecto a si estamos preparados y listos para enfrentar los efectos adversos que puede tener un evento hidrometeorológico de grandes magnitudes.
Han ocurrido otros fenómenos que han traído agua y estragos en nuestra comunidad, así como en la infraestructura.
Sin duda, la llegada de tormentas tropicales e incluso las colas de huracanes pueden ser benéficas, ya que sirven para abastecer los embalses de agua que se tienen dispuestos para el consumo de los pobladores del área metropolitana de Monterrey.
¿Qué ocurre cuando hay mucha agua a consecuencia de las tormentas tropicales o huracanes?
Si la concentración de agua es por la Sierra Madre y baja por la Huasteca, hay una presa Rompepicos que ayuda a que se module la bajada de agua de manera que se controle y se aminoren los efectos de una venida súbita.
Hay que recordar que nuestro actual canal del río Santa Catarina es y ha sido trazado su curso a conveniencia de los regios; se trata de uno de los ríos más rápidos del mundo, debemos estar en el lugar nueve, ya que hay una pendiente de cerca de 300 metros de la Huasteca a Cadereyta, pero en forma natural el cauce entraría al Centro por lo menos unas dos cuadras al norte de avenida Constitución o más dependiendo de los obstáculos con que se encuentre el flujo de agua.
Para hablar de flujos de agua debemos tener en cuenta la opinión de los hidrólogos, pero a falta de uno cercano podemos preguntar a los amigos plomeros, ellos saben resolver los problemas de taponamientos en los flujos de agua y también en los de drenaje.
Saben muy bien cómo resolver estos inconvenientes.
Nuestro río Santa Catarina es por excelencia en drenaje lo más cercano a lo natural de las aguas pluviales, si se da como está previsto que en la temporada existan cerca de 16 huracanes, con uno que toque tierra cerca de nosotros puede hacer sus efectos de beneficio y también los devastadores.
Es por este motivo que se insiste que se debe tener limpio el canal por donde deben pasar las grandes cantidades de agua producto de este tipo de fenómenos.
Cuando el drenaje está tapado, sale el agua por donde puede y causa sus respectivas incomodidades; ya en el caso de que se produzcan taponamientos en el lecho del río y que se dificulte el paso del agua, ésta saldrá y puede causar daños muy severos a quienes estemos cerca, tanto personales como patrimoniales y desde luego no podemos perder de vista las afectaciones a la infraestructura vial.
Aquí nos preguntamos quién se acuerda cuando el río se comió o destruyó carriles de circulación de las avenidas Morones Prieto y Constitución, eso genera cierres de circulación, que no podamos llegar a nuestros destinos y que se intensifiquen los embotellamientos viales, todo un caos por no querer hacer una limpieza de la vía del agua.
Me parece poco inteligente que ante la amenaza de que ocurran ese tipo de eventos no se tomen las precauciones mínimas.
No se trata de evitar la llegada de los fenómenos, pero lo que a nosotros nos corresponde es buscar disminuir los efectos de los riesgos que se tienen que considerar.
Cruzar la ciudad de norte a sur o viceversa es imposible.
Curiosamente como parte de los efectos de un fenómeno así se interrumpe el servicio de energía eléctrica; consecuentemente, a pesar de estar literalmente llenos de agua, se interrumpe el suministro de agua potable por efectos del bombeo. Hay muchas calles que se reblandecen y se hacen socavones o se desmoronan poniendo en peligro a los que circulan.
Luego tampoco funcionan los celulares y la zozobra de no saber cómo está tu gente querida.
Es una experiencia muy desgastante que no se le desea a nadie, hay que limpiar para no sufrir los devastadores efectos de un drenaje tapado; la hierba y los matorrales son útiles, pero más útil es estar todos vivos y bien después de la tormenta.
¿Tú que prefieres?
Te invito a darle prioridad a lo verdaderamente valioso, como son la vida y la integridad física de las personas.