Siete Puntos

Mujeres: ¿Ángeles?

La marcha de ayer fue una expresión de la rabia que sienten por la vigente cultura machista...
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1.

Un amigo que se reconoce como una persona chapada a la antigua, me pregunta, ahora que se conmemoró -no celebró- el día internacional de la mujer, si todas ellas son ángeles.

Conozco a su familia y sé que trata con respeto a su esposa e hijas, no le recuerdo posiciones machistas y está muy lejos de considerar a las damas como seres inferiores. Sin embargo, le preocupa el que los movimientos feministas, radicales y moderados, han colocado a las féminas en una especie de pedestal, para ser veneradas… como si fueran querubines.

2.

 “¿A poco todas son conciliadoras y evitan los conflictos innecesarios?”, inquiere.

“¿No hay una sola que se case por dinero, que logre amarrar al novio embarazándose sin acuerdo de su pareja?", continúa.¿Ninguna es manipuladora, chantajista, provocadora, coqueta?”.

“¿No hay una sola que oprime a su marido y que disfruta el ser mantenida por él?”.

“¿A poco todas, sin excepción, son un alma de Dios, incapaces de criticar a las compañeras de trabajo, de ponerles trabas y de seducir al jefe con tal de lograr un aumento de salario?”. 
3.

Todo lo anterior, dicho por mi interlocutor con todo respeto, es compartido por muchos varones que nunca han abusado de una jovencita, que no sueltan piropos groseros a las muchachas en las calles, vaya, que no son misóginos y que se asombran de dedicar un día a la celebración de la mujer, y de los desmanes que provocan este tipo de eventos.

Sí, quienes comparten esta inquietud -reconoce- son viejitos, incapaces de adaptarse a las nuevas circunstancias, y que nunca cambiaron un pañal o calentaron un biberón.
4.

Le expliqué a mi colega que, para empezar, ayer no fue una fiesta gozosa, para regalar flores y chocolates, sino una oportunidad para reflexionar sobre los derechos de las doncellas, muchas veces pisoteados por los varones.

En especial, la fecha evoca a las mujeres trabajadoras, que durante décadas han luchado para tener igualdad de oportunidades laborales. También, reiteré, ellas insisten en no ser sólo valoradas como madres o esposas, sino como protagonistas, al igual que los varones, de los cambios sociales.

5.

Acoté que, si bien alguna mujer puede ser violenta, de ninguna manera es comparable la agresividad de una, o varias, con el número de atentados que se perpetran contra ellas.

Por ello se tipifican los feminicidios, y no los varonicidios.

Ni cuantitativa ni cualitativamente pueden equipararse las agresiones que ellas sufren con las de los señores.

Y remarqué que los machitos sólo dejaremos de serlo cuando nos sintamos más seguros de nuestra propia masculinidad, y no necesitemos de posturas autoritarias e iracundas para reafirmarla.

6.

No, concluí, no son ángeles, pero tampoco seres inferiores, y la marcha de ayer fue una expresión de la rabia que sienten por la vigente cultura machista; un reclamo por el permanente pisoteo a sus derechos; un grito capaz de frenar la violencia multiforme que sufren en la casa, la calle, la oficina, el transporte público, el banco, la tienda de la esquina, la escuela, la parroquia; una expresión de hartazgo ante la falta de visibilidad de su situación; un recordarnos a los varones que sí, somos diferentes, pero no superiores.

Ese fue el objetivo del 8M. 
7.

Cierre icónico.

Muy recomendable el artículo “¿Feminismo social o feminismo burgués?”, del español José Ignacio González Faus, publicado ayer en el sitio Religión Digital.

El autor, con 90 años de edad, mantiene un interesante diálogo con la dirigente de un movimiento feminista, y aventura con una pregunta la incapacidad de muchos para entender la causa:

“¿No será que nuestras diferencias no se deban en realidad al sexo sino a la edad: los ancianos pretendemos tener experiencia, y vosotras afirmáis que lo que tenemos es decadencia?”.
Padre Paco

El sacerdote José Francisco Gómez Hinojosa (Monterrey, México, 1952) es el actual Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey. Es diplomado en Teología y Ciencias Sociales por el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José, Costa Rica, y doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido profesor en el Seminario de Monterrey, en la UDEM, el ITESM, la Universidad Pontificia de México, el Teologado Franciscano, el EGAP (Monterrey) y la Universidad Iberoamericana (Centro de Extensión Monterrey).

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