“Quédate en México”: fin del oprobio

15 días antes del inicio del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el canciller designado Marcelo Ebrard, usurpó las funciones migratorias de la SEGOB.
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Según el marco legal, a la Secretaría de Gobernación le compete formular y conducir la política migratoria garantizando, en términos de ley, la libertad de tránsito, en coordinación con las demás autoridades competentes.

Sin embargo, 15 días antes del inicio del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el canciller designado Marcelo Ebrard Casaubon, usurpó las funciones migratorias de la Segob al aceptar el unilateral programa de Donald Trump, “Quédate en México”, en una reunión secreta con el secretario de Estado, Mike Pompeo, en Houston.

En ese entonces, Ebrard se abstuvo de consultar a su futura colega de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, sin medir la conveniencia ni la capacidad de recibir en México un flujo de unos 75 mil migrantes centroamericanos en espera del trámite de solicitud de asilo, negado a la enorme mayoría, pues nuestro país no estaba preparado para recibir a tantas personas con la consecuente crisis humanitaria.

Aquí en Sin Ataduras, desde un principio criticamos la decisión de Ebrard, pues México no recibió ningún apoyo de Trump para recibir a los migrantes en nuestro territorio, ni tampoco un solo dólar, de los 10 mil millones de dólares prometidos para el desarrollo en el sur de México y Centroamérica.

En respuesta, el canciller envió supuestos desmentidos a través de funcionarios de la SRE, ataques de corifeos en la prensa y mensajes anónimos de bots en redes sociales. 

Hace dos días, la Secretaría de Relaciones Exteriores confirmó el fin de la implementación del programa que el canciller mantuvo vigente más de dos años después de irse Trump de la Casa Blanca. El fin del oprobio.

La justificación para anular “Quédate en México” por parte del secretario de Seguridad Nacional, significa una condena implícita a lo aceptado por Ebrard:

Tiene defectos endémicos, impone costes humanos injustificables y desvía recursos y personal de otros esfuerzos prioritarios para asegurar la frontera.

El engañoso comunicado de la SRE aseguró que esta secretaría “ha venido verificando que se otorgue la atención humanitaria necesaria a las personas migrantes participantes en el programa”.

Es decir, después de crear el cochinero, Ebrard se lava las manos.

Responsabiliza a las autoridades migratorias como la Comar, del debido trato humanitario a los migrantes, perjudicados por la decisión del mismo canciller.

Después del fin de “Quédate en México”, surge un nuevo programa, acordado el 12 de octubre por Ebrard en Washington, otra vez sin la participación de la Segob.

El nuevo plan de Estados Unidos tiene ventajas y desventajas pues busca “crear un proceso más ordenado y seguro” al otorgar 24 mil visas a venezolanos que hayan ingresado a México antes del 12 de octubre, pero va a causar la expulsión de un mayor número de personas a México.

Ofrecer apoyo a 24 mil personas cuando el mes pasado más de 25 mil venezolanos fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza, no se puede llamar una solución para garantizar la protección y tampoco una migración segura, ordenada y regular, mucho menos humanitaria.

Y la pregunta es ¿qué va a pasar con los más de 187 mil venezolanos que cruzaron la frontera entre México y Estados Unidos sin permiso, antes del 12 de octubre, y los que lleguen a México después de esa fecha?.

Se reproduce el texto publicado en Milenio, con autorización del autor.

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Agustín Gutiérrez Canet

Periodista y Embajador de México en retiro. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Diplomático de carrera, representó a México como embajador en Rumania (2013-2016), en Finlandia, concurrente en Estonia (2008-2013) y en Irlanda (1995-1996). Fue cónsul general en Hong Kong y en Macao (1991-1995), ministro y jefe de cancillería en España (1989-1991), consejero en Italia (1985-1986) y representante alterno ante la FAO en Roma (1986-1987). En la Secretaría de Relaciones Exteriores fue director general de Comunicación Social (1982- 1985) y subdirector general de Prensa Extranjera (1980-1982). De 2003 a 2005 fue coordinador de Información Internacional en la Presidencia de la República y director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana (1998-2002).