Alerta, Alerta, alerta: Se buscan.
1.
Que tienen una larga lengua para hablar mal de todos, pero no se dan cuenta de que viven en: el fango de la mentira, en el lodo de un mundo ficticio, en el servilismo de una vida gacha y perversa.
2.
No son capaces de admitir que han hecho algo mal.
3.
Siempre tienen la creencia irracional de tener la razón.
4.
No suelen pedir perdón, no son capaces de admitir que cometen errores y siempre se creen que están en lo cierto, y es complicado que pidan perdón o rectificar algún acto o malentendido. E impiden que se tomen correctivas.
5.
Necesitan y exigen ser alabados y adulados de manera constante. Aunque no lo digan de manera directa, las personas soberbias necesitan halagos y cumplidos para seguir manteniendo a flote su seguridad y autoestima. Por ello, van a exigir la aprobación externa de todo lo que hagan, de manera constante y a veces no tan sutil, tampoco admiten, que necesitan la opinión de otros
6.
Pueden ser injuriosos y ofensivos. Si se les pone en evidencia algo que han hecho o algo que piensan y expresan, es probable que se sientan atacados y respondan con violencia verbal. Este tipo de personas suelen ser muy reactivas y no toleran críticas ajenas, aunque sean de carácter constructivo. Pueden llegar a hacer mucho daño con sus palabras con el objetivo de hacer sentir su poder.
7.
Solo hablan de sus logros: Sus fines justifican cualquier medio. Las personas soberbias y orgullosas suelen reforzar su propia autoimagen expresando constantemente lo bien que lo hacen todo y hablando de sus éxitos y culpando siempre a otros o al pasado de los fracasos que tienen.
8.
Sobre compensan sus debilidades, no solo con palabras sino con hechos materiales.
9.
Viven en una realidad alterna
10.
Anulan el sentido de responsabilidad, ellos nunca son responsables de los errores, son los otros, el pasado, los enemigos etc.
11.
Crean la ambición de poder entre sus allegados y seguidores, para que se enfrenten entre sí.
12.
Alardear de lo propio y no escuchar a los demás, Tratar con menosprecio a quienes no estén presentes, no toleran el éxito ajeno, dado que lo interpretan como una afronta.
13.
Se muestran condescendientes o paternalistas. Cuando una persona arrogante se ve obligada a reconocerles algo a otros, usualmente lo hará de forma tal que en el elogio mismo vaya un reconocimiento tácito o explícito de la inferioridad de los otros, convierte, por ejemplo, una felicitación en una declaración de minusvalía:
Estos comportamientos de sobrevaloración de algunas personas pueden perjudicar a la familia, al ambiente ecológico, deportivo y laboral, la relación entre amigos, y lo que es más grave dañar al país y al mundo.