Buscando al sucesor de AMLO
Hace años se puso de moda la frase que alcanzó cierta celebridad que decía “está muy flaca la caballada”, así se refirieron prominentes políticos a las siguientes generaciones que debían entrar al juego o al relevo en el servicio público mediante los cargos de elección popular.
A lo que se referirían estos viejos políticos que daban esa definición a los que venían atrás, es que su madurez política se veía con cierta novatez, que sus habilidades para la negociación y el oficio político estaba aún sin ser definitorias; en fin, algo así como que no reunían las expectativas de los mayores para entregarles la estafeta de manejar las instituciones que deben conducir la vida política, económica y social del país.
Las últimas dos semanas hemos estado viendo cómo arranca el proceso de encontrar a los que más adelante pudieran llegar a ser precandidatos y luego candidatos a la Presidencia de la República, antes de eso aspirantes a coordinador de la Transformación los de Morena y aliados, y los de Va por México, responsable nacional de construir un Frente Amplio por México, otro nombre para según ellos no incurrir en actos anticipados de campaña.
En lo personal creo que sí incurren, aunque el nuevo INE no lo vea aún así.
Los procesos en un lado con reglas aparentemente muy estrictas que restringen la actividad donde no se permiten muchas cosas como el debate, ni las propuestas, forma parte de una gran simulación de que será un proceso donde se toma en cuenta a la población mediante encuestas, sí, pero preguntando sólo a los que quien ordena la encuesta pide que se le pregunte al padrón de ellos mismos (así lo escuche de Roy Campos y Lorena Becerra, la directora de investigación de opinión y encuestas de una importante casa editorial), así que subsiste el gran elector o dedo con artritis pero al fin restaurando las prácticas más añejas de la simulación de democracia de partido.
Por su parte, los opositores, durante cinco años no se preocuparon por hacer crecer a las posibles figuras ciudadanas y se mantienen con la idea de que los partidos lleven mano en los procedimientos para encontrar al abanderado que disputará con la corcholata ganadora y quizá a otra opción más que por el momento se tiene guardado aún ( la de MC ).
De los 15 de la oposición, algunos ya se están bajando, unos con excusas o pretextos de no entender o aceptar las condiciones.
Yo pienso que lo primero que debieron hacer los tres dirigentes de los partidos políticos que se han aferrado a la permanencia en el cargo, es que debieron renunciar los tres que han sido unos excelentes perdedores, sí, me refiero a mis cuates Alejandro “Alito” Moreno, del PRI; Marko A. Cortés, del PAN, y Jesús Zambrano, del PRD, de manera que no contaminen ese proceso ciudadanizado que dicen que van a tener.
Todos deben buscar un candidato común con la serie de atributos deseables como el hecho de que no tenga muchos negativos o cadáveres en el armario, que sea más o menos ordenado en su vida personal y familiar, que no incumpla con las pensiones alimenticias, que no tenga escándalos de abusos de poder, de corrupción, ni delitos sexuales.
Ya poco importa si le va a las Chivas, América, Tigres o Rayados, que aguante una definición de persona honesta, capaz, perseverante, que tenga en funcionamiento la capacidad auditiva y que no se deje llevar por la soberbia y los efectos del poder; ¿será mucho pedir que busque el bien de la mayoría y que no viva mofándose de los pobres?, ni peleando con sus ciudadanos por cada gremio.
Sería deseable que tampoco riña con los diferentes segmentos de filiación religiosa o cultural, que no choque con los liberales o con los progres pero que tampoco maltrate a los conservadores, ni a los de la vela perpetua.
Buscamos un gran líder que se ocupe de buscar llevar al país al lugar que le corresponde en el mundo, que lo ayude a crecer y con eso a que mejore la economía de cada familia, no sólo con ayudaditas de los programas sociales, sino con un verdadero progreso y desarrollo en las familias que se esfuerzan y quieren salir adelante por sus propios medios, no con programas sociales que lastiman su dignidad.
Sabido es que no hay candidato perfecto.
Sin embargo, por amor a México necesitamos a quien esté dispuesto a conjuntar a los que aquí nacimos para avanzar, crecer, desarrollarnos como una nación mexicana donde se respeta el Estado de derecho y hay certeza con apertura para recibir inversiones y desarrollo tecnológico, pero sobre todo cuidando lo básico, la paz, la salud, la alimentación y educación que todos necesitamos.
Busquemos con los ojos muy abiertos y no caigamos en lo que nos mandan por publicidad, hay que activar el pensamiento crítico y encontrar al menos malo, de entre los casi 20 nombres que se mencionan en ambos bandos.