Dos, tres, muchas Alessandras
Nunca había conversado en persona con esta mujer de 39 años, no calculaba hallar a alguien que combina sin desafinar atrevimiento, pasión, conocimiento de causa y sentido estratégico, y que sabe acentuar las narraciones y explicaciones.
Claro que hablo en serio, enfatiza Alessandra Rojo de la Vega, alcaldesa de Cuauhtémoc, dos días después de haber retirado de un parque delegacional las estatuas de Fidel Castro y el Che Guevara, y dos días antes de recibir una manifestación de “comunistas”, dice ella (largo tiempo activista), que no se movilizan por los feminicidios ni la falta de medicamentos, pero sí por las estatuas de dos figuras que lastimaron la dignidad humana, dos homófobos, dos dictadores: “Por eso creo en serio que la mejor idea es subastar las estatuas y con ese dinero arreglar el parque de la Tabacalera, poner juegos infantiles y traer un beneficio a los vecinos”.
Creo que es la primera vez en un año que encuentro una combinación de inteligente provocación al poder, lógica, éxito y humor.
Pese a que sus adversarios la estereotipan de engreída y frívola, Alessandra parece saber lo que está haciendo.