El costo del rey
En teoría, el viernes ya quedó fijo el marco arancelario de Estados Unidos.
Dos países tienen 90 días más para seguir negociando, China y México, el primero, porque la guerra comercial es con ellos; el segundo, por seguridad y migración.
De acuerdo con el Budget Lab, de la Universidad de Yale, que ya le recomendé el miércoles pasado, al primero de agosto, el arancel promedio de Estados Unidos se estimó en 18.3%, contra un valor de 2.4% en enero pasado.
Puesto que los aranceles son diferentes para cada país, e incluso los hay por producto (acero, cobre, aluminio) o se mantienen ciertas provisiones del T-MEC, debe ocurrir un ajuste, conforme los importadores vayan substituyendo para encontrar el que ahora es menos caro.
Una vez ocurrida esa sustitución, estiman que el arancel promedio quedará en 17.3%. Sigue siendo el nivel más elevado desde 1933.
De acuerdo con ese mismo equipo, esto provocará una reducción en el crecimiento económico en Estados Unidos de medio punto porcentual para este año y el próximo, un incremento en la tasa de desempleo en 0.3 puntos porcentuales, y un alza de precios, adicional a la actual, por cerca de dos puntos.
Es decir, habrá contracción con inflación, como hemos señalado desde hace mucho, igual que la mayoría de los especialistas.
Muchas personas aún no perciben este impacto, porque la danza arancelaria ha provocado reacciones de defensa por parte de las empresas, ya habíamos comentado el alza excepcional de importaciones estadounidenses desde noviembre y hasta marzo.
En ese último mes, por ejemplo, compraron a la Unión Europea 30 mil millones de dólares por encima de lo normal (que ronda 50 mil millones mensuales).
En el caso de China, la caída es notable: en mayo las importaciones fueron de la mitad de enero, y 40% por debajo del promedio del año pasado. México vende un poco más que antes, y eso nos ayudó a evitar que la caída de la demanda interna fuese ya reconocida como recesión.
Pero la verdad es que la información que tenemos hasta ahora no permite estimar con detalle el impacto que tendrá este cambio de época en la actividad económica global.
Por ejemplo, el Financial Times, en su edición de fin de semana, reporta que las armadoras automotrices están resultando el sector más golpeado por dichas medidas.
Con un arancel de 50% al acero, cobre y aluminio, producir en Estados Unidos es más caro que comprar en Japón, o la Unión Europea, con 15%. Aunque el T-MEC permite que el impacto en la industria norteamericana sea menor, éste no es trivial.
Este viernes, la oficina de estadísticas laborales de Estados Unidos reportó un crecimiento muy pequeño en empleo, y corrigió sus últimas cifras, a la baja.
Trump reaccionó corriendo a la directora de la oficina. También se registra ya un crecimiento en los precios de consumo personal (PCE) que son el indicador más importante para la Reserva Federal, por eso Trump está buscando ya quitar al presidente, Jerome Powell, y reemplazarlo por alguien con, al menos, 90% lealtad.
Aunque algunas agencias internacionales mejoraron las estimaciones de actividad económica global, con respecto a las publicadas poco después del “Liberation Day”, creo que tendrán que regresarse un poco.
El ajuste no es del nivel que se esperaba en abril (más de 25%), pero sigue siendo enorme; insisto en que los datos agregados no nos permiten evaluar bien, y será hasta que los tomadores de decisiones en cientos de miles de empresas se adapten cuando realmente sabremos cuán caro resultó el rey Donald.