El Norte, Reforma y los perros de rancho
Ayer, los periódicos El Norte y Reforma, de Monterrey y Ciudad de México, respectivamente, anunciaron a ocho columnas que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), que encabeza Santiago Nieto, presentó una denuncia contra el ex gobernador de NL, Rodrigo Medina de la Cruz por delitos como lavado de dinero y evasión fiscal, y a lo mejor por bailar mal el rock and roll.
Fue una nota a la cual Medina de la Cruz reaccionó con un pésimo video casero en el que se defiende de las acusaciones.
En la redacción de El Diario de Monterrey, hoy Milenio, a mitad de los años noventas, hubo cierta vez un airado reclamo de parte de un reportero de nombre Filiberto, quien le pidió a Federico Arreola que le explicara cómo, si él trabajaba todo el día y sacaba muchas notas, Omar Elí Robles llegara al periódico, hiciera una llamada y se llevara la nota principal.
“No es justo Federico: Omar Elí llega a la redacción y con una llamada se lleva la de ocho…”
Pero volviendo al siglo XXI, la nota de El Norte/Reforma siguió hoy con las mismas acusaciones, pero esta vez supuestamente contra Francisco Cienfuegos, candidato priista a la alcaldía de Monterrey.
Lo que llama la atención es que sea el periódico de la familia Junco de la Vega, tan apaleado por el régimen, el que le sirva en esta ocasión de cajas de resonancia.
Es decir, ¿no será que El Norte y Reforma están haciendo el papel de los perros de rancho, a los cuales amarran en las fiestas y sueltan en las broncas?
VÍCTOR FUENTES ESTÁ INCOMUNICADO
El equipo completo de comunicación social, junto a la gente que manejaban las redes sociales, abandonaron el barco de la campaña del ex panista y neo morenista Víctor Fuentes, en pos de la alcaldía de Monterrey.
La razón es simple: Víctor no cumplió con su promesa de pagar bien y a tiempo.
Por ello brotó la especie de que Fuentes estaba a punto de o podría, más bien, renunciar a la competencia y regresar a la comodidad de su curul en el Senado de la República, donde nada de gastar suela y sí se puede echar una siestecita de vez en cuando.