El reciclaje político que cansa y traiciona a NL
El Relevo Impostergable: Ciudadanos al Frente.
No es un cansancio pasajero ni producto de un simple desencanto electoral: es el hartazgo acumulado de años viendo cómo las oportunidades de cambio se diluyen en manos de los mismos actores que ya demostraron sus límites.
Estamos cansados de promesas que se convierten en discursos huecos, de ver cómo los que se suponía serían contrapeso del régimen terminan aliados, acomodados o simplemente incapaces de enfrentar al poder.
Lo más grave es que este desgaste social no es un fenómeno menor.
Cada vez que la clase política falla, cada vez que la oposición se convierte en comparsa o en simulación, la sociedad pierde algo más que confianza: pierde esperanza.
Y lo que se gana en años de lucha ciudadana, se pierde en cuestión de meses cuando los viejos políticos vuelven a ponerse al frente.
El Error del Cálculo Político: Cuando el Orden Si Altera el Producto.
En política, se suele decir que “sumar siempre conviene”.
Pero esa lógica, llevada al extremo, ha terminado siendo la trampa que neutraliza cualquier posibilidad de cambio real.
Porque aquí el orden de los factores sí altera el producto: no es lo mismo sumar con los mismos de siempre y ponerlos en primer plano, que sumar con ciudadanos honestosy darles prioridad en la toma de decisiones.
Lo hemos visto en Nuevo León: proyectos que nacieron con el discurso de renovar, cambiar o ser “nuevos” se fueron desdibujando al abrirle la puerta a los rostros reciclados, a los operadores de siempre, a los que ya tuvieron su oportunidad y fallaron.
Al final, lo que se presentó como alternativa terminó siendo solo un acomodo distinto del mismo sistema político.
Y así, la esperanza ciudadana volvió a ser traicionada.
El Relevo que Urge: Ciudadanos de a Pie.
Si los viejos políticos no entienden que deben hacerse a un lado para dar paso a perfiles ciudadanos honestos, transparentes, con preparación y verdadera vocación de servicio, lo que veremos será una repetición del pasado.
La ciudadanía ya no quiere caudillos ni mesías, quiere liderazgos colectivos, construidos desde la ética y con compromiso real con la sociedad.
En todos los rincones de Nuevo León existen hombres y mujeres con talento, con credibilidad y con voluntad de servir.
Empresarios responsables, académicos comprometidos, líderes sociales, jóvenes activistas, profesionistas que conocen de primera mano las necesidades de la gente.
Sin embargo, el sistema político sigue cerrando sus puertas y manteniendo secuestrados los espacios de representación.
La Paradoja Actual: Oposición que No Incomoda, más bien, se Acomoda.
La paradoja es dolorosa.
Lo que antes se presentaba como oposición, hoy parece administración alterna del poder.
Partidos que en su momento se llenaron la boca prometiendo ser contrapeso, hoy se dedican a negociar posiciones, a vender silencios o a intercambiar favores.
Lo que debería incomodar al régimen, lo fortalece.
- Dirigentes que, en lugar de organizar a la sociedad para enfrentar la corrupción, prefieren jugar simulando.
- Candidatos que se reciclan elección tras elección, cambiando de color como quien cambia de camisa, sin ofrecer nada nuevo.
- Alianzas que se justifican en nombre de la “unidad”, pero que en realidad son pactos de impunidad entre los de siempre.
Esa es la razón por la cual tantos ciudadanos hoy se sienten huérfanos políticamente. Porque la supuesta pluralidad terminó siendo una rotación de apellidos, y no una verdadera apertura a nuevas voces.
Un Relevo Impostergable.
El futuro político de Nuevo León no puede seguir siendo moneda de cambio entre cúpulas.
La participación ciudadana debe dejar de ser un discurso para convertirse en práctica real.
Y ese relevo es impostergable: o se abren espacios a los ciudadanos de a pie, o la brecha entre la sociedad y la política se volverá irreparable.
Ya no basta con indignarse desde las redes sociales ni con lamentar las traiciones de quienes prometieron cambio y se rindieron antes de dar la batalla.
Es momento de organizarse, de exigir espacios, de levantar la voz y de demostrar que la política no es propiedad privada de partidos ni de clanes familiares.
Llamado a la Acción.
El mensaje debe ser claro: o los viejos políticos entienden que su tiempo terminó, o será la ciudadanía la que termine por desplazarlos.
Porque la historia nos enseña que cuando la sociedad decide asumir su lugar, no hay fuerza capaz de detenerla.
El cambio verdadero no vendrá de los que ya tuvieron su oportunidad y fallaron.
Vendrá de los ciudadanos que, sin más interés que el bien común, decidan ponerse al frente, tomar decisiones y recordarles a los políticos que han fallado que el poder solo tiene sentido cuando sirve a la gente.
Hoy, más que nunca, el futuro de Nuevo León se juega en esa cancha.
Y solo la participación ciudadana (organizada, consciente y valiente) puede asegurar que no volvamos a perder lo que tanto ha costado avanzar.