El rey del cementerio

México es hoy país de tumbas y crematorios.

México es hoy país de tumbas y crematorios. INEGI reporta más un millón de muertes en 2020. 

Dice que no solo fue a causa de la pandemia.

Lo cierto es que, en un escenario de contagios imparables hubo 40% más defunciones.

La estrategia del régimen ha consistido en meter los muertos bajo las alfombras.

Siempre ha mentido sobre el número real de decesos.

Le ha interesado más cuidar su imagen que enfrentar la realidad y tomar decisiones.

El millón de decesos no es un simple número. Se trata de una devastación humana, de un escenario sólo concebible en una guerra.

La Revolución Mexicana produjo en veinte años 1 millón 400 mil muertos y la Cuarta Transformación está por rebasar, en solo un año, esa cifra.

Nunca habían fallecido en el país, en un tiempo tan corto, tantos mexicanos. Tantos niños, jóvenes, hombres, mujeres y ancianos.

Alguien tiene que hacerse responsable de esas muertes. No son azarosas. No son casuales. Aquí hay culpables.

Funcionarios que, violando códigos de ética, dejaron el territorio sembrado de huérfanos y viudas. De familias rotas.

Pongamos en su dimensión las cosas. No permitamos que la frialdad de los números nos impidan indignarnos.

Esos 800 mil, un millón o millón y medio de seres humanos que ya no están, fueron víctimas de un extermino político.

Son los muertos de un gobierno que con toda conciencia decidió no gastar dinero en realizar pruebas -porque López- Gatell las consideró caras e inútiles- que despreció la evidencia científica en la toma de decisiones...

...que prefirió invertir en  caprichos sexenales como la Refinería Dos Bocas y el Tren Maya en lugar de salvar vidas.

Somos gobernados por una mente retorcida.

Por alguien que ha puesto la salud de los mexicanos en el –último lugar de la agenda pública. Nos lo imaginamos sumido en la silla, —que le queda grande—,  decidiendo el destino de los recursos: 500 millones de pesos para “enjuiciar” a cinco expresidentes, barcos a Cuba con alimentos y medicinas que no tienen aquí los niños con cáncer; 100 millones de dólares a Centroamérica cuando los hospitales y escuelas del país se caen a pedazos.

México es el tercer país con el mayor número de totales de decesos por Covid-19. De 9 millones de muertos a nivel mundial, el régimen de la 4T produjo uno.

Esto no es producto de un error. Es resultado de una planificación genocida.  

Este millón de muertos que hoy da a conocer el INEGI no significan nada para López Obrador.

Para él y su gobierno, las  víctimas son cosas.

¿Por qué no tomó medidas para evitar un número tan alto de muertes?

¿Por qué se siente orgulloso de no haber contratado deuda para combatir la pandemia? ¿Por qué no le importa el deceso de la población más joven?

¿Por qué no utilizó todas las facultades de ley para salvar a México de la muerte?

Por una solo razón, señor presidente: porque usted cree que puede seguir siendo rey en un cementerio. Entre los muertos y  las tumbas que ha cavado su gobierno. Y entre las fosas que multiplica día con día el crimen organizado.

Ahora regresa a Badiraguato para agradecer favores electorales. Hay que cumplirle al Chapo. No importa que hayan muerto y sigan muriendo más de  un millón de mexicanos.
Beatriz Pagés Rebollar

Directora general de la Revista “Siempre”, una de las más influyentes de México, fundada en 1953 por su padre, Don José Pagés Llergo. Ha formado parte de los equipos de Televisa, Canal 11, Multivisión, CNI, Canal 40 y es comentarista política de numerosos medios. En 2019 renunció al PRI, donde militó gran parte de su vida.