Por cierto...

Fundaciones o fundación de Monterrey (parte II)

2da parte sobre el origen histórico de Monterrey.

Existen fechas aceptadas por la sociedad que luego resultan difícil de modificar, es el caso del grito de Independencia, se asume el 15 de septiembre y que en sentido histórico aconteció el 16 antes del amanecer; lo mismo sucede con la fundación de Monterrey reconocida oficialmente como el 20 de septiembre de 1596.

Como lo escribimos el viernes 9 pasado, no existieron tres fundaciones de la ciudad.

Se demuestra que la de Alberto del Canto fue una falsa argumentación del gobernador de Nueva Vizcaya. En ese mismo sentido, la de Diego de Montemayor es el resultado de un acto ilegal, apócrifo y surgido desde la deslealtad.

Diego de Montemayor fue designado por Carvajal de la Cueva como teniente (o lugarteniente) de gobernador en el Nuevo Reino de León. Narra Alonso de León que “…nombró en León al capitán Diego de Montemayor, el Viejo, por teniente de gobernador y capitán general de todo lo poblado nuevamente…”, esto sucedía al  tiempo cuando ordena a Gaspar Castaño de Sosa que funde la Villa de San Luis en el valle de Extremadura, hecho que se concreta en la primavera de 1583, esta es la única fundación documentada.

Junto a la aprehensión de Carvajal y escape de Gaspar Castaño, en 1586, el virrey ordena la salida de los soldados en las poblaciones fundadas en el Nuevo Reino de León, la consecuencia fue el abandono de las propiedades por parte de los pobladores quienes se refugian mayormente en Saltillo, a donde también va Montemayor.

Según el Acta de fundación, ésta aconteció el 20 de septiembre de 1596.

Sin embargo, Samuel Temkin registra cómo en octubre de ese año, Diego de Montemayor estaba con el virrey en la ciudad de México pidiendo que se le hicieran traslados certificados de su nombramiento como lugarteniente de gobernador.

Pretendía hacer válidos los nombramientos que le otorgó Carvajal al tiempo que desconocía a éste, nombramientos dejados sin efecto cuando el virrey desconoce al entonces primer gobernador del Nuevo Reino de León.

Junto a esta imprecisión donde primero funda y luego pide que se le reconozca la autoridad para fundar, se encuentra la correspondencia remitida del virrey al rey fechada el 8 de junio de 1599 donde informa: “ahora, dos años o más tuve aviso de que se había entrado en aquella Gobernación un Montemayor con cierto título antiguo de Teniente de Gobernador que le había dejado un hijo del Carvajal [el título se lo dio el mismo gobernador Carvajal], que sucedió a su padre en el gobierno [ningún hijo de Luis de Carvajal gobernó, vaya, no tuvo hijos]. Entonces intenté de hacer traer aquí a este hombre y mandarle castigar…”

Algo hizo cambiar de opinión al virrey para que protegiera a Montemayor de su pena de muerte.

Seguro el nombre de Monterrey agradó en su vanidad, quizá las comisiones o recaudaciones dadas por Montemayor, pero el virrey sabía sobre la irregularidad del repoblamiento.

Hay que insistir: no fue fundación, para efectos jurídicos son conceptos distintos un repueblo que una fundación, aun cuando en ambos casos se requiere permiso expreso.

Esto invalida la denominada fundación y deja como vigente la realizada en la primavera de 1583 por Castaño de Sosa.

La ilegalidad que se argumenta sobre la fundación era conocida por el mismo Montemayor, en la supuesta Acta, que no se tiene certeza sea el texto original pues la que se conoce es una reescritura de 1739 de otra previa y no de la original.

El Acta establece que los títulos con los cuales se ostenta el mal llamado fundador son para hacer una reedificación de la ciudad (levantar, reconstruir o reactivar lo ya existente), no fundar, términos ajenos entre sí.

En el primer párrafo habla de esa reedificación y renglones antes de fundación, un contrasentido que no es congruente con quien conoce a fondo las ordenanzas, además la inconsistencia con respecto a lo escrito por el virrey dos años después sobre su desconocimiento.

Si Montemayor hubiera escrito el Acta, habría sido condenado a muerte, la ordenanza número 43 de las dictadas por Felipe II, establecían que ninguna fundación o población de territorio debería hacerse sin autorización del rey, ni siquiera del virrey; las únicas autorizables por el virrey eran las de zonas aledañas a otras poblaciones ya establecidas, lo cual no es el caso pues Montemayor no argumenta fundación alguna con nombramiento de un gobernador vecino sino con el de Carvajal ya fallecido.

Sobre esto el Acta hace referencia en su texto.

En síntesis:

La de Montemayor fue un repoblamiento irregular, ilegal y el cual abre la duda a la existencia de la denominada Acta de fundación pues deja muchas preguntas sin responder sobre su veracidad.

Un dato más que aporta: los títulos sobre los cuales se sustenta fueron apócrifos al momento de acreditarlos, incluso, yendo más allá, no hay otro gobernador legalmente instalado que medie entre Carvajal y Agustín de Zavala pues este nombramiento sólo el rey podía otorgarlo, como así fue en 1625.

Son tiempos de revisionismo histórico y por tal, reconocer que tenemos imprecisiones históricas como en la fundación de Monterrey que en su caso permite entender los hechos y sus circunstancias.

La única y real fundación, ocurrió en la primavera (sin precisar día y mes exacto) de 1583 por Gaspar Castaño de Sosa, portugués a quien le debemos el reconocimiento histórico por la bella metrópoli nuevoleonesa.
Óscar Tamez

Expresidente de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística. Ganador del “Premio Estatal de Periodismo 2008” al mejor editorialista del año; de la “Medalla Israel Cavazos Garza” a la investigación histórica. Desde hace 23 años es periodista, locutor, catedrático de varias universidades,  consultor político e investigador histórico. Miembro del Consejo Consultivo Externo de la Facultad de Comunicación de la UANL.