La doble cara del mito: Ignorancia y poder en la construcción del futuro
Ese mundo se está desvaneciendo.
Como señala Smith (2023) en su análisis sobre el efecto Trump, "la disrupción de las normas y la retórica del expresidente expusieron las contradicciones inherentes a la narrativa tradicional estadounidense" (Smith, P., 2023). The Trump effect: Deconstructing the American narrative. International Affairs Quarterly, 22(1), 30-55).
Los mitos del "American Way of Life" – la tierra prometida donde todos pueden venir y triunfar, la democracia modelo del mundo, el mejor motor de todas las economías, el policía bueno del mundo y garante de la paz, el protector de los derechos humanos por antonomasia, la nación ejemplar que se maneja por leyes, el tanque de conocimientos abierto para todos, etc.
Estas ideas, que Johnson (2019) explora en su obra "American Dreams: The Rise and Fall of a Cultural Myth" (Johnson, M. (2019). American dreams: The rise and fall of a cultural myth. Sociological Review, 67(4), 880-905), han tenido una profunda influencia global.
Hoy nadie puede decirse engañado, simplemente la narrativa que los EEUU formularon y repitieron hasta el cansancio cayó por el peso de la realidad económica doméstica de aquel país, marcada por la creciente desigualdad y el estancamiento salarial para amplios sectores.
Según el estudio de Brown y Lee (2021) en el "Journal of Economic Disparity" (Brown, A., & Lee, S. (2021). The illusion of progress: Economic inequality in the United States. Journal of Economic Disparity, 15(2), 120-145), "la erosión de la clase media y el aumento de la brecha de riqueza socavaron la promesa de prosperidad para todos".
El golpe de realidad que los EEUU han recetado para el mundo debemos aprovecharlo para reconstruirnos sobre bases más sólidas, que aunque reconozcamos nuestras debilidades sepamos construir las fortalezas necesarias para que la marcha de vida de nuestra gente no esté condenada a viviramenazada por la banalidad de autosuficiencias endebles.
Máscaras y mitos siempre han acompañado a la humanidad yson dos caras de la misma moneda, que resuena profundamente al explorar la historia de las culturas y la psicología humana.
Erving Goffman en "La presentación de la persona en la vida cotidiana" (Goffman, E. (1959). The presentation of self in everyday life. Anchor Books) y Claude Lévi-Strauss en sus "Mitológicas" (Lévi-Strauss, C. (1964).
Ambas, máscaras y mitos, a su manera, son herramientas para dar forma a la identidad, la comprensión del mundo y la interacción social.
Tanto las máscaras como los mitos operan en la frontera entre lo oculto y lo revelado.
Una máscara oculta la identidad individual, permitiendo la adopción de otra personalidad, rol o arquetipo (Goffman, E. (1959).The presentation of self in everyday life. Anchor Books).
Un mito, por su parte, puede ocultar verdades complejas o incómodas bajo una narrativa simbólica, pero al mismo tiempo revela significados profundos sobre la condición humana, el cosmos o los valores de una sociedad (Lévi-Strauss, C. 1964). Mythologiques I: Le cru et le cuit. Plon).
Las máscaras se utilizan para representar roles sociales, identidades tribales, personajes rituales o incluso estados emocionales.
Al portar una máscara, el individuo se adscribe a una identidad colectiva o a un arquetipo específico.
De manera similar, los mitos proporcionan marcos de referencia para la identidad colectiva, ofreciendo historias fundacionales, héroes ejemplares y villanos a evitar y vigilar, contribuyendo a la cohesión social y al sentido de pertenencia
El mito, lejos de ser una mera reliquia de sociedades pre-científicas, persiste como un elemento fundamental en la comprensión humana y la dinámica del poder.
Al analizar su naturaleza, emerge una distinción crucial entre dos tipos fundamentales: aquellos que brotan de nuestra inherente necesidad de explicar lo desconocido y aquellos que son deliberadamente construidos por el poder para apuntalar sus narrativas, como el mito del progresismo norteamericano que resultó no ser para todo el vecindario.
Terry Eagleton en "Ideología: Una introducción" (Eagleton, T. (1991). Ideology: An introduction. Verso).
Comprender esta dualidad es esencial para navegar un mundo saturado de información, especialmente cuando las fuentes gubernamentales pueden estar teñidas por objetivos ocultos.
Los mitos nacidos de la ignorancia son una respuesta natural a la incertidumbre.
Ante fenómenos inexplicables, la mente humana busca patrones y significados, creando relatos que llenan los vacíos de conocimiento.
Estos mitos, a menudo ligados a la cosmogonía o la etiología, surgen de la tradición popular y evolucionan con el tiempo, aunque su valor cultural puede asegurar su persistencia incluso ante el avance científico.
Son la expresión de una curiosidad fundamental, una búsqueda de coherencia en un universo que a menudo se presenta caótico.
En contraste, los mitos creados por el poder son construcciones estratégicas diseñadas para legitimar la autoridad y movilizar el apoyo.
Estas narrativas, difundidas a través de canales controlados, buscan justificar el statu quo, promover ideologías específicas y demonizar a los oponentes.
Apelan a emociones primarias y simplifican la complejidad de la realidad, presentando una visión del mundo que favorece los intereses de quienes detentan el poder.
La historia selectiva, la creación de enemigos externos y las promesas ideológicas son herramientas comunes en la forja de estos mitos.
Si bien distintos en su origen y función primaria, ambos tipos de mitos no operan en compartimentos separados.
Un mito que inicialmente buscó explicar un fenómeno natural puede ser cooptado y reinterpretado por el poder para servir a sus propios fines.
A la inversa, narrativas creadas por las élites pueden internalizarse con el tiempo, arraigándose en la cultura popular y perdiendo su conexión explícita con su génesis política.
La ignorancia, además, puede ser un terreno fértil para la siembra de mitos por parte del poder.
En el contexto de la información gubernamental, la distinción se vuelve particularmente relevante.
Cuando la información fluye desde el poder con objetivos no revelados, gran parte de ella puede analizarse como la creación de mitos destinados a dar sentido y legitimidad a sus acciones.
Reconocer esta potencial deformación es el primer paso hacia una reflexión crítica.
Requiere cuestionar activamente las narrativas presentadas, buscar fuentes de información independientes, verificar los datos y analizar los posibles sesgos e intereses subyacentes.
Se dice fácil.
Vivimos tiempos donde los líderes operan tras máscaras de imagen y retórica, mientras mitos peligrosos del pasado resurgen con nuevo ropaje.
La "guerra justa", la fe ciega en la tecnología salvadora y la supremacía excluyente son fantasmas revividos.
Estas narrativas, que históricamente sembraron dolor, amenazan con nublar el presente.
La ciudadanía debe ejercer una vigilancia crítica, desmantelando las fachadas y desafiando los mitos con reflexión y diálogo informado.
Solo así podremos evitar repetir tragedias pasadas y construir un futuro más lúcido y humano.
El mito del falso progreso persiste tenazmente.
Esta creencia arraigada equipara el crecimiento económico y los avances tecnológicos con una mejora automática del bienestar humano, oscureciendo a menudo los costos ocultos de dicho "avance".
John Gray explora esta crítica en "Perros de paja: Reflexiones sobre los humanos y otros animales" (Gray, J. (2002). Straw dogs: Thoughts on humans and other animals. Granta Books).
Se prioriza el aumento del PIB sin considerar la creciente desigualdad, la degradación ambiental o el estrés social que puede acompañarlo.
La fe ciega en la tecnología como solución universal desvía la atención de cambios sistémicos necesarios.
Esta visión lineal del progreso ignora los ciclos históricos y los límites planetarios, enfocándose en la acumulación material en detrimento de dimensiones esenciales del bienestar como la salud, las relaciones sociales y la conexión con la naturaleza.
En una ciudad industrial como Monterrey, la congestión, la contaminación y la disparidad económica pueden ser síntomas de un progreso que ciertamente no beneficia a todos.
El progreso humano es un hecho que pareciera muy obvio y por eso nos atrapa.
Si uno lo acepta, se hace con un lugar en la gran marcha de la humanidad.
Pero la humanidad, por supuesto, no marcha hacia ninguna parte. «La humanidad» esuna ficción compuesta a partir de miles de millones de individuos para los cuales la vida es singular y definitiva.
Aun así, el mito del progreso es extremadamente potente. Cuando pierde su poder, los que han vivido de acuerdo con él pasan a ser —como planteó Conrad al describir — «como esos condenados a perpetuidad que, liberados después de muchos años, no saben qué hacer con su libertad».
Cuando se les arrebata la fe en el progreso futuro, se les quita también la imagen que tenían de sí mismos (Conrad, J. 1902). Heart of darkness).
Lo escrito por Conrad resuena profundamente con la fragilidad de la identidad humana cuando se desmorona la fe en el progreso.
Hoy en el mundo, donde el mito del progreso ha sido un motor cultural y personal, la pérdida de esa creencia puede generar una profunda desorientación.
Cuando la promesa de un futuro inevitablemente mejor se desvanece, aquellos que han construido sus vidas y expectativas en torno a ella se enfrentan a un vacío existencial.
La imagen que tenían de sí mismos, como individuos inmersos en una trayectoria ascendente, se difumina.
Se sienten despojados de un propósito claro y de un horizonte de esperanza.
La analogía de los prisioneros liberados es poderosa.
Después de años de una existencia definida por la expectativa de una futura libertad, la libertad real puede resultar abrumadora y carente de significado si no se ha cultivado una identidad y unos propósitos independientes de esa expectativa.
De manera similar, la pérdida de la fe en el progreso futuro puede dejar a las personas sin un marco de referencia para entender su lugar en el mundo y el sentido de sus vidas.
Si el progreso futuro era la lente a través de la cual se interpretaba el presente y se justificaba el esfuerzo, su ausencia puede hacer que el presente se sienta vacío y el futuro, desolador.
Donde el dinamismo económico y la modernización han sido durante mucho tiempo sinónimos de progreso, un cuestionamiento profundo de este mito podría generar una crisis de identidad colectiva e individual.
Es crucial fomentar una visión más resiliente y multifacética del sentido de la vida, una que no dependa exclusivamente de la promesa de un futuro linealmente mejor, sino que encuentre valor en el presente, en las conexiones humanas, en la creatividad y en la contribución a un bienestar colectivo más allá del mero crecimiento material.
La pérdida de una ilusión, por poderosa que sea, puede ser una oportunidad para construir significados más auténticos y arraigados.
Desmantelar este mito requiere una redefinición del progreso, adoptando una perspectiva holística y sostenible que priorice la equidad, la salud ambiental y la calidad de vida integral (Gray, J. (2002). Straw dogs: Thoughts on humans and other animals. Granta Books).
Es crucial cultivar una conciencia crítica de los costos reales del "avance" y cuestionar las narrativas que perpetúan la ilusión de un progreso puramente material y tecnológico.
En cualquier sociedad compleja, la capacidad de discernir entre los mitos nacidos de la genuina búsqueda de comprensión y aquellos fabricados para el control es crucial para una ciudadanía informada y participativa (Eagleton, T. (1991). Ideology: An introduction. Verso).
Fomentar el pensamiento crítico y la diversidad de perspectivas se convierte en un antídoto esencial contra la manipulación narrativa, permitiéndonos construir una comprensión más rica y matizada de la realidad que nos rodea.
La conciencia de la doble cara del mito nos empodera para ser intérpretes activos de la información, en lugar de receptores pasivos de narrativas impuestas (Goffman, E., 1959). The presentation of self in everyday life.
- "No creas nada simplemente porque lo hayas oído. No creas nada simplemente porque lo hayan dicho muchos. No creas nada simplemente porque lo hayas encontrado escrito en tus libros religiosos. No creas nada simplemente por la autoridad de tus maestros y ancianos. Cree después de la investigación y el análisis. Cree en lo que tú mismo has probado y encuentras razonable, y que sea para tu propio bien y el de los demás."
- - Buda: Un poderoso llamado al escepticismo informado. Buda aconseja a los Kalamas sobre los criterios para aceptar una enseñanza