La policía que no puede defenderse
Y llegan. Los policías saben que deberá soportar lo que ninguna policía del mundo soporta.
Y ocurre.
Una de los 94 policías hospitalizados tras la agresión de las hordas ingresa con esquirlas en el torso.
Ni uno de los 94 morirá, pero ¿cómo debemos llamar a esto?
Le pregunto al jefe de los policías de la ciudad, Pablo Vázquez, si es justo que un policía no pueda defenderse de un ataque directo, con picos, fuego.
Me congela su respuesta suave, 12 horas después de que los bárbaros, mareas negras, lo que sean, atacaron sin piedad, otra vez, a los suyos.
“La labor de la policía es institucional, tiene que darle contenido a principios y valores del gobierno y el Estado”, responde.
“Más que hablar de injusticia, hablo de una policía que dejó en alto el nombre de la institución.
Una policía que cumplió la misión y el objetivo, y que lo hizo con entera convicción institucional”.
¿Qué sigue?
Aunque Pablo asegura que investigarán quiénes fueron los agresores, lo probable es que el próximo 8 de marzo, 1 de mayo, 26 de septiembre, 2 de octubre, veamos la repetición de esta forma anunciada de violencia artera, impune, contra hombres y mujeres uniformados.
Y tal vez entonces Pablo vuelva a expresarme que “el actuar de los compañeros fue encomiable en su papel de construcción de la paz”.
Octubre de 2025. Así es nuestra ciudad.