La victoria de la flotilla de los Diegos
Los de la flotilla que iba a Gaza con ayuda humanitaria.
Por eso encontré naturales las palabras, cordura, sensatez y alegría de Diego Vázquez, uno de los seis mexicanos que formaron parte de esa memorable misión.
No vi en él excentricidad ni soberbia.
Le pregunté una hora después de que se confirmara la noticia del cese de fuego en Gaza y el permiso para que pueda entrar la ayuda a esa martirizada región; le pregunté con cuidado, sé que a los activistas no les gusta el término, si está de acuerdo en que lo suyo ha sido un gran éxito.
“Sí”, responde sin teatralidad.
“Estoy muy satisfecho, muy contento por lo que la Global Sumud Flotilla logró, que fue romper el cerco de Gaza, dar visibilidad a un genocidio y a la sistemática deshumanización.
Valió la pena lo que vivimos en el mar, los percances, el arresto, el secuestro, el maltrato”.
No se victimiza.
Es convincente.
Son convincentes: Diego (44 años) y sus amigos mexicanos y de Europa y el mundo que, en algo, o en mucho, han colaborado para devolver alegría y esperanza a los condenados de la tierra.
Diego y ellos: convicción, pacifismo, inteligencia, estrategia, pasión, resultados, victoria, éxito.
Ahí queda ese ejemplo.