Las negociaciones de alto nivel de Ovidio Guzmán
Esta noticia se conoció tras un acuerdo de alto nivel que habría negociado el propio Ovidio, quien, al parecer, resultó más astuto que su padre.
El pacto consiste en declararse culpable de delitos relacionados con el narcotráfico a cambio de ciertos beneficios, como una posible reducción de condena, protección para su familia en Sinaloa y, quizá, la posibilidad de convertirse en testigo protegido.
Todo indica que, con o sin el consentimiento del gobierno mexicano, las autoridades estadounidenses están decididas a ir tras los grupos criminales que han clasificado como organizaciones terroristas.
A ello se suma la supuesta lista elaborada por Marco Rubio, influyente y poderoso Secretario de Estado, en la que figuran prominentes políticos mexicanos a quienes se les cancelarían sus visas y se les congelarían cuentas bancarias en Estados Unidos.
De confirmarse la información proporcionada por Ovidio al Departamento de Justicia, más de uno en la clase política nacional debe estar temblando.
Campañas electorales financiadas por Cárteles, concesiones para que controlen regiones enteras, omisiones ante las extorsiones a productores y transportistas, y otras tantas complicidades de gobernadores, alcaldes y funcionarios federales de los tres poderes podrían salir a la luz en los próximos meses.
Aunque desde Palacio Nacional la presidenta Sheinbaum exprese su indignación por la falta de información del gobierno de Trump, es poco probable que obtenga respuesta.
Washington juega su propio ajedrez, y en ese tablero, el Chapito se ha convertido en una pieza clave.
El caso de Ovidio Guzmán no es solo un escándalo judicial, es un espejo incómodo que refleja hasta qué punto la política mexicana ha sido infiltrada por intereses criminales.