Llaman a la Puerta - Knock at the Cabin / EUA y China, 2023

Director: M. Night Shyamalan. Guión: M. Night Shyamalan, Steve Desmond, Michael Sherman. Actores: Dave Bautista, Jonathan Groff, Ben Aldridge, Nikki Amuka-Bird y Rupert Grint. TRES ESTRELLAS.

Como ya es costumbre, sentarse a ver una película del realizador M. Night Shyamalan es esperar sorpresas entre sus clásicos giros a las historias que presenta en la pantalla grande o salir debatiendo si se vio una buena película o una catástrofe más del director.

Toca turno a Llaman a la Puerta, donde la historia va directo al grano desde las escenas principales.

Mientras celebran vacaciones en una cabaña en medio de la nada, una pareja de papás con su hija adoptiva son visitados por un cuarteto de personajes extraños que les indican que tienen que escoger a uno para que se sacrifique y muera, y así salvar al mundo del Apocalipsis.

Los papás son interpretados por Jonathan Groff y Ben Aldrige y la niña, muy bien por cierto, por Kristen Cui.

El cuarteto son Dave Bautista, Nikki Amuka-Bird, Abby Quinn y Rupert Grint, aunque usted no lo crea, es Ron de la saga de Harry Potter.

El recorrido de la película es discutir y mostrar como el destino de la humanidad queda en manos de una persona que debe percatarse y aceptar que es el mártir elegido por Dios.

Bueno, pasamos precisamente a que esta cinta se aleja en su totalidad del tema religioso. Caray, es el fin del mundo, el Apocalipsis, se cae el cielo, las aguas suben… pero Dios, bien gracias. 

Shyamalan presenta una versión homogenizada y pasteurizada de un fin del mundo a proporciones bíblicas sin una sola mención de quien es el ser superior que está viendo todo esto para tomar una decisión dentro de su plan para la humanidad.

La novela La Cabaña en el Fin del Mundo, del autor Paul Tremblay, sí basa muchos de sus argumentos en Dios y cómo esta presencia universal puede ser cruel y misericordioso a la vez, al juzgar a todo ser viviente.

Me voy a remontar hasta 1988 a La Séptima Profecía (The Seventh Sign) con Demi Moore, donde se maneja lo mismo: Todo se resume en una sola decisión, el sacrificio de uno por la vida de todos.

Shyamalan erradica todo lo espiritual y religioso, pero el Apocalipsis es la revelación de que Dios tiene el poder de la salvación para orientar en la dirección correcta lo que es su plan divino.

Es enfrentar la crisis de fe por persecución y falta de claridad.

El Apocalipsis se sirve de un lenguaje simbólico abunda en imágenes, símbolos, metáforas, mitos, visiones e himnos. A esta versión moderna le sumamos los noticieros de televisión como medio para transmitir todo este lenguaje.

Me incomodó lo largo del filme, que parece que se pudo resumir en una hora porque en 30 minutos la historia se cicla a pesar de los interrogantes de qué está pasando y al estilo del director, esperar un giro sorpresa.

Me gustó como se van resolviendo a la fuerza las dudas de los personajes, tal cual lo que dice el Apocalipsis: la crisis de fe por persecución y falta de claridad.

Lo que pasa es que la duda se convierte en la duda de ¿a que horas se acaba la película?.

De hecho, ni se esperen a los créditos finales, porque sí hay un giro de 180 grados, pero es entre la película y la adaptación de Shyamalan del libro de Paul Tremblay, opuesto en su totalidad tanto en efecto en los personajes como en el resultado final de filme y publicación.

Lo que puede sostener el filme son los motivos que mueven a los personajes: si es real lo que está sucediendo y sí el fin del mundo, es en verdad el fin de todo.

Sólo voy a decir que en el filme se resuelve la fe, la crisis y las dudas. En el libro termina con un rencor hacia Dios por ser cruel y obligarlos a tomar eso, una cruel decisión.

Y mientras tanto, el resto del mundo sin saber que está pasando en esa cabaña perdida en el fin del mundo.
TE DEJAMOS EL TRAILER:
Justo Elorduy Hevia

Nacido en 1958, año de estreno de El Puente Sobre el Río Kwai. Crítico de cine y por 34 años analista del género en el periódico El Norte. Amante de la magnificencia de la pantalla grande. Y no hay sustituto. Lo que se ve en la pantalla grande, se queda en la pantalla grande.