¿Qué debe evitar Morena cuando postule a su perfil para gobernador de NL el próximo año?
Se tiene contemplado que, para junio del próximo año, el nombre del ganador o la ganadora de la encuesta interna sea revelado públicamente en nuestro estado.
Y este escenario revoluciona a las mentes poco adiestradas para mantener la calma y las induce, casi inevitablemente, a salirse de sus casillas.
También algunos analistas plantean que la revelación del nombre postulado por Morena empujará a los demás partidos —como Movimiento Ciudadano, PRI y PAN— a adelantar sus respectivas candidaturas e incluso a aterrizar probables alianzas que serían, por lo pronto, “de facto”.
Y, una vez que la maquinaria electoral se enciende, no hay manera de apagarla de nuevo.
Sin embargo, habría que recomendar a las mentes en ebullición prematura de la Cuarta Transformación local que sosieguen sus ánimos bélicos.
¿Por qué? Muy simple: la lógica partidista implica que los aspirantes descartados de Morena se sumen a las filas de quien se quede finalmente con la candidatura en Nuevo León, de forma que, durante el desahogo del proceso, no se quemen las naves ni se apueste individualmente al todo o nada.
Eso se comprime en la palabra lealtad.
Pocos saben que la presidenta Claudia Sheinbaum tiene entre sus autoras de cabecera a una filósofa y politóloga belga llamada Chantal Mouffe.
En su libro La paradoja democrática, Mouffe dice que la política opera en un terreno de conflictividad que no cesa ni siquiera después de celebrados los comicios, porque la contienda por el poder es permanente.
Sin embargo, al interior de los partidos deben prevalecer mecanismos de conciliación y acuerdo entre la militancia, para llegar a la liza electoral como ente bien cohesionado.
De otra manera, se distorsionará el proceso electoral; surgirán mercenarios y traidores que militan en un partido, pero operan subrepticiamente en favor de otro, y provocarán el aberrante fuego amigo.
Dice Chantal Mouffe: “Los jugadores políticos deben entender que sus oponentes no son sus enemigos, sino sus adversarios, frente a los cuales existe un conflicto consensual que es lo único que nos lleva a un orden democrático”.
Dicho de otro modo: si un militante de partido ve a otro compañero como enemigo, este odio lo trasladará también a la contienda constitucional y hará todo lo que esté a su alcance por sabotear a su propia formación política, poniendo en riesgo el orden democrático completo.
Y si, como dice la Biblia: