¿Qué es la Coprolalia?
Es el caso de la coprolalia, una tendencia a decir maldiciones, vulgaridades o palabrotas, o a utilizar lenguaje obsceno de forma compulsiva e incontrolada. Con frecuencia, también se presenta la copropraxia, que es la tendencia a realizar gestos groseros.
Algunas de sus características revelan que la persona no domina la adecuación de su lenguaje a los diferentes contextos, sino que solo se siente cómoda al expresarse mediante un vocabulario limitado.
Es importante entender que estas palabras o frases confusas no necesariamente reflejan los pensamientos, creencias u opiniones de quien padece coprolalia.
Algunas expresiones pueden resultar difusas, sin sentido o incluso cómicas, aunque las obscenidades suelen ser frecuentes en quienes presentan este trastorno.
Usualmente, estas palabras son pronunciadas en contextos emocionales o sociales, y con frecuencia se repiten compulsivamente, en tonos más altos o con ritmos vocales distintos a los usados normalmente en una conversación. En muchos casos, la coprolalia puede ser subvocalizada y angustiante, generando sensaciones de agobio, pánico o pavor.
Esto puede llevar a la persona a mostrarse inusualmente irritable o enfadada.
Así también, ellos necesitan dejar salir esas palabras que se van acumulando e intensificando, para poder sentir un alivio momentáneo.
Dependiendo de la severidad de los síntomas, la presión por expresarlos no desaparecerá, porque el impulso de sacudirse o de decir o gritar obscenidades no puede ser reprimido para siempre.
Los síntomas pueden aumentar con el estrés, la fatiga e incluso con el entusiasmo.
Frecuentemente, la habilidad de sustituir una obscenidad por otra palabra es limitada, porque un cambio mayor en el sonido deja insatisfecho el impulso subyacente: la explosión involuntaria de palabras obscenas o comentarios socialmente inapropiados y despectivos.
Estas expresiones suelen aparecer en situaciones de estrés, dolor, sorpresa o frustración, ya que una grosería puede ayudar a liberar parte de la tensión acumulada. Decir muchas maldiciones u obscenidades también puede ser un signo de inseguridad.
La coprolalia puede presentarse por diversas causas.
Veamos algunas:
Las rupturas, especialmente en hombres, pueden caracterizarse por una gestión interna y reservada del duelo, la tendencia a distraerse con actividades como el trabajo o el deporte, y la dificultad para expresar verbalmente sus emociones por temor a ser juzgados.
También pueden manifestarse en un aumento de riesgos psicológicos como la ansiedad y la depresión, así como en un deseo de evitar el dolor y el conflicto.
- Énfasis en la evitación del conflicto y el dolor: Choque y "conmoción" en la rutina y el bienestar emocional.
- Dificultad para procesar las emociones y pérdida de control: Los hombres pueden ver la ruptura como un objetivo no alcanzado, una pérdida de control sobre sus vidas y un fracaso en sus proyectos. Su reacción puede manifestarse en violencia verbal.
- Miedo a la incertidumbre: El futuro se vuelve incierto, lo que genera ansiedad y temor, ya que es más fácil vivir con la seguridad de lo conocido.
- Impacto en la autoestima: Las rupturas pueden hacer dudar de uno mismo, generando un dolor que afecta la confianza en las propias capacidades y la valía personal.
Como detallamos en las contestaciones sobre Gerardo Bolaños, y su dificultad para procesar las emociones al vivir una ruptura, si la persona se siente mal, este tipo de comportamientos puede ser un signo de querer parecer diferente, original y liberado de prejuicios, pero a la vez exhibe carencias que dice tener como valores: dignidad, honestidad, decoro, responsabilidad, tolerancia, etc.
Lo que le sugerimos a Bolaños es que lo mejor es visitar a un psicólogo o psiquiatra y explorar qué tipo de vínculo se tuvo, con el fin de entender de qué manera se está llevando la separación.
Abusar de palabras ofensivas, maldiciones o insultos puede no ser una elección, sino una limitación del registro de otras palabras o una forma de canalizar emociones intensas y negativas.
En ese sentido, quizá para algunos pueda ser una manera de hacerse notar, de “construir un personaje” que represente autoridad y seguridad impostadas.
También puede obedecer, en ocasiones, a una forma artificial de autoafirmación, de mostrar lo que el hablante entiende como autoridad.
Tampoco hay que descartar que sea una forma de hablar que pone de manifiesto dificultad para controlar los impulsos y las emociones.
En otros casos más patológicos, lo que se pone de manifiesto es un funcionamiento insuficiente de las estructuras neurobiológicas responsables del autocontrol y de la regulación de la impulsividad, las emociones y los movimientos de los órganos implicados en la emisión del lenguaje.
Por eso insistimos en que se ponga en manos de profesionales de la psiquiatría.
Como dijeron los abogados: “A Bolaños no le importa la cárcel; por sus condiciones personales, no sería un castigo, sino un premio, pidiendo la acogedora atención de un psiquiátrico”.
Como se dio el caso de Bolaños, veamos el escrito:
Este es el escrito que removió la irracionalidad y el odio de Gerardo Bolaños Ortiz contra Placido por una discusión.
Iniciemos:
Escribe G. Bolaños: “Te viste muy lambiscón” (sin acento).
Responde Ernesto Cerda Serna: “Te queda la última parte del párrafo que dice ‘eso se le deja a la gente que es infeliz…’”
Escribe G. Bolaños: “Sí, pero arrastrado por dos pesos nunca. Ten dignidad.”
Comentario: acepta “Sí”, reconoce y admite que “es infeliz, mediocre, frustrada y siempre presa de la envidia”.
R. Ernesto Cerda: “Estimado amigo, mis participaciones son sin paga y, si no pruebas tu dicho, me veré obligado a demandarte por lo que marcan las leyes de la materia. Prueba tu dicho.”
Escribe G. Bolaños: “Demandame, no tengo problemas.”
R. Ernesto Cerda S.: “¿Entonces no tienes pruebas?”
Escribe G. Bolaños: “Tengo dignidad, cosa que tú no tienes y el otro güey menos.”
R. Ernesto Cerda S.: “¿La compraste o te la robaste con mentiras? Si tienes problemas con otro, enfréntalo; deja de lado tu cobardía.”
Epígrafe: Sale a la luz que el verdadero problema de Gerardo Bolaños es con algo que le caló hondo y que hizo Plácido.
R. Ernesto Cerda Serna: “Creo que lo hizo con alguien muy cercano a ti o fuiste tú. ¿Tu odio hacia él es porque puso en evidencia tu ignorancia?
Dos de tus amigos me contaron tu problema y que el final de mi escrito te removió episodios no gratos. En fin, ponte en manos de un profesional de algún psiquiátrico. Y te deseo que te vaya bien.
La frase es: ‘No te confundas, hay mucha gente a tu lado. No de lado. Y la traición está presente.’”
G. Bolaños: Balbucea fuera de sí y se proyecta: “Estás borracha”.
R. Ernesto Cerda S.: “Se ve y confirma que le tienes pavor a Plácido. Yo no sudo calenturas ajenas. No le saques a Plácido, enfréntalo, ese es tu calvario. Búscalo y con la dignidad que te queda —si es que alguna tuviste—, enfréntalo.”
G. Bolaños: Masculla: “Jajajajajajajaja, ni en la vida lo hago. Tú y ese imbécil solitos caen, lambiscón.”
Comentario (epígrafe): Si alguien cae, es de arriba. Exhibe que es un mediocre, frustrado y siempre cautivo de la envidia.
Al escrito que publiqué sobre La Paradoja de los hechos que no son causa:
G. Bolaños: Farfulla: “Tienes oarrafos que se repiten, debes leer antes de publicar. De dientona no me extraña. Del contenido solo te puedo decir que está muy simplista o que no conoces los fenómenos de los que hablas.”
R. Ernesto Cerda S.: “Enterado. Lástima que seas un collón. No puedes con Plácido. Sacatito pal c….”
“La repetición de párrafos es para mis retrasados mentales y lo notaste.”
G. Bolaños: “Jajajajajajajaja, además de lambiscón eres pendejo. Nada puedes hacer bien.”
R. Ernesto Cerda S.: ““¿Los oarrafos? Te duele la cabeza, dijo Díaz Ordaz. Es que eres cornudo. Y agrego además: zacatón.”
G. Bolaños: Cada vez más sin ideas, repite: “No tienes dignidad.”
G. Bolaños: “En verdad que eres una basura. Ya te mandé derechito y de puntita a CHATPM.”
R. Ernesto Cerda S.: “Te dolió, la verdad. Y lo otro creo que mucho más. Ponte lo más rápido posible en manos médicas.”
G. Bolaños: “Lambiscón de mierda, sáquese a lavar las nalgas.”
Nótese: Tiene fijación anal (mierda, nalgas). Ahora es claro su despecho y su orientación.
R. Ernesto Cerda S.: “Si no tienes dinero, como caridad, te mandamos con los psiquiatras que están en nuestro Instituto.”
Comentario:
No puede ni saludarlo directamente y, también por despecho, se canta y a veces se escribe.
Comentario final (abogados del Instituto): “Este Gerardo Bolaños no merece la cárcel. Por su inclinación, sería un premio; en realidad está pidiendo a gritos la piedad de un sanatorio.”