Bendiciones a homosexuales: más "no" que "sí"
1.
Durante la conferencia de obispos católicos en Puebla, allá por 1979, surgió la frase “opción por los pobres”, que manifestaba la idea teológica de Dios favoreciendo a los más desamparados.
La expresión venía utilizándose, desde inicios de esa década, en algunos textos de la teología de la liberación. Pero, para no ofender a quienes no somos pobres, se le añadió el adjetivo “preferencial”, y así nadie se sentía excluido del amor de Dios.
La razón del agregado, entonces, no era dogmática, sino económica: los ricos podían seguir dando sus limosnas.
2.
Algo semejante está pasando con las recientemente autorizadas bendiciones para parejas de personas homosexuales y divorciados vueltos a casar.
Resulta que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, del Vaticano, acaba de publicar la Fiducia Supplicans (confianza suplicante), sobre el sentido pastoral de las bendiciones.
La prensa internacional resaltó el que dicho documento autoriza las bendiciones a parejas del mismo sexo, y a heterosexuales no unidos en matrimonio eclesiástico.
De inmediato, defensores de la ortodoxia, y más papistas…
3.
… que el Papa, salieron a aclarar el contenido y la intención -tienen el poder de conocer lo que el Papa y el Prefecto quieren decir con lo que escriben- de la declaración.
El obispo de Origuela-Alicante declaró que se bendice al pecador pero no al pecado.
El “pater Góngora” -así aparece en X-, cura de El Ejido, España, sostuvo: “Conmigo no cuenten para bendecir parejas en estado de pecado mortal”.
El arzobispo de Chicago, USA, destacó que no se pretende legitimar nada.
Y el arzobispo de Sens-Auxerre, Francia, advirtió que estamos ante…
4.
… bendiciones de crecimiento, y no de reconocimiento.
Los colectivos LGTBI, por su parte, se dividen entre considerar el mensaje vaticano como un regalo de Navidad y una nueva e intolerante forma de exclusión, ya que no permite el tono celebrativo y festivo que se esperaría de tales bendiciones.
Teólogos y pastoralistas coinciden en que se trata de un paso hacia adelante, aunque demasiado pequeño, y una reversión drástica de un documento emitido hace ya casi tres años, en el que el mismo Dicasterio.
5.
… declaraba enfáticamente que no se podía bendecir a las parejas del mismo sexo.
En fin. Me parece que tanta insistencia en aclarar que las bendiciones no se pueden equiparar al sacramento del matrimonio, que las relaciones homosexuales son intrínsecamente pecaminosas, que una pareja del mismo sexo tendría que abstenerse de cualquier contacto erótico, es mantener una idea de la sexualidad propia de Platón y sus secuaces, que consideraban al cuerpo como la cárcel del alma.
El documento y su recepción, entonces, tiene más “no” que “sí”.
6.
Tengo 45 años haciendo oración junto a parejas homosexuales y de divorciados vueltos a casar.
Siempre les he indicado -y me he cerciorado de que así sea entendido- que consideren el hecho como una invitación de Dios para vivir la fidelidad y el compromiso responsable en su relación.
De la misma manera, he insistido en que no se vea como un mero evento, por lo que no permito publicidad en redes sociales. Qué bueno que ya tengo permiso para bendecirlas.
Algún día, estoy seguro, se permitirá que se casen por la Iglesia. Ojalá no tarde 45 años.
7.
Cierre icónico.
El próximo domingo es la Noche Buena, y el lunes Navidad.
Lo mejor de estas fechas son los buenos deseos que compartimos con nuestros seres queridos.
Creo que lo hacemos con sinceridad. Ojalá, además de desear paz, salud y amor, seamos capaces de promover esos valores.
Si queremos que el Niño Dios nos traiga esos valores, convirtámonos en sus artesanos. Así podremos decirnos, como les digo a mis queridos lectores, que pasen una muy feliz Navidad, y un 2024 lleno de bendiciones.